samsuscri13 June 2023
(...) pero de niños habíamos tenido una enemiga mucho más temible: la abuela Blackthorne. Dos veces a la semana horneaba pan para su familia y lo dejaba en el porche trasero para que se enfriara. También sacaba galletas, magdalenas e incluso tartas. Mirando atrás, era obvio que los dejaba para los niños del complejo de caravanas. La mayor parte de nosotros no pasábamos hambre (al menos durante el curso escolar, cuando disponíamos de comidas gratis en el colegio), pero mucho de lo que comíamos era mierda empaquetada de oferta. + Lire la suite |