En la mansión de Rudhall Manor se ha producido el robo de unas joyas y el asesinato del dueño de la casa. El viejo Lord Seeley, un lujurioso aristócrata. Ha sido asesinado mediante seis puñaladas. Ni su esposa, ni sus hijos parecen sentir mucho su pérdida, están más preocupados por las joyas desaparecidas. Para descubrir este misterio contarán con la ayuda del Marqués William Adair, un joven muy apuesto, y al que adoraban en toda Inglaterra. Todos los miembros de la casa tanto de la familia como del servicio están convencidos de que la culpable ha sido la nueva institutriz, la señorita Lucy Anne Trotter. Una chica que lleva poco tiempo en la casa y que acaba de salir del orfanato. Y además no tenía muy buena relación con Lord Seeley. Puesto que todas las sospechas recaerán en ella, no encuentra otra solución que la de ejercer de detective y ser ella misma la que descubra el verdadero culpable. Centrándonos en los personajes, no ha terminado de convencerme ninguno. En un lado, está la protagonista de la historia Lucy, una chica de lo más particular, que lo que mejor hace es meterse en líos, todo lo que puede salir mal le sale mal. Por otro lado, la familia cuya mayor preocupación es encontrar las joyas, no tienen interés en descubrir al asesino. El servicio que le hace el vacío a Lucy, y Lord Adair que personalmente me parece muy engreído. Y por último el fantasma, no logró entender que aporta a la historia. La trama de la historia me parecía muy interesante, pero a pesar de tener su parte de misterio predomina más la parte de humor, y es mayor problema que he tenido con la historia. Porque creo que la resolución del misterio la autora lo hace desde el humor, porque si no no encuentro el sentido del culpable. Como conclusión ¿es entretenida? Sí ¿me ha gustado? No ¿es una novela que recomendaría? No. El principal problema ha sido la mezcla de humor con misterio, predominando mucho un sentido del humor que no terminó de pillar, en definitiva es una historia que no es para mi.
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