—Pues sí, cumplir los cuarenta es así —prosigue Claire—. Un cambio de clima, un movimiento del sol entre las nubes, un recodo en el camino, y de pronto, como por arte de magia, el mundo entero parece distinto.
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—Pues sí, cumplir los cuarenta es así —prosigue Claire—. Un cambio de clima, un movimiento del sol entre las nubes, un recodo en el camino, y de pronto, como por arte de magia, el mundo entero parece distinto.
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Los restaurantes son las iglesias de mi generación, los lugares donde nos congregamos para confesar nuestros pecados, beber vino, buscar atisbos de esperanza y, lo que es más importante, sentir que pertenecemos a una comunidad, o al menos encontrar alivio momentáneo en nuestra soledad.
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Agarro mi teléfono y pulso una tecla. -Siri -digo-, ¿cuál es el sentido de la vida? La lucecita morada del micrófono parpadea mientras hablo. Y ella contesta: No lo sé, pero creo que hay una aplicación para eso. Estupendo. He llegado a un punto de mi vida en el que mi propio teléfono me contesta con sarcasmo. |
Cuanto más nos acercamos a Canterbury, más empiezo a darme cuenta de que, sea cual sea la respuesta que estoy buscando, no es numérica. Sigo sin saber en qué consiste exactamente tener éxito en la vida, pero casi puedo oír la voz de Diana susurrandome al oido uno de sus propios de galletita de la suerte: Si puedes contar lo coma no cuenta.
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Por eso quiero ir a Canterbury. Para que un sacerdote con poder me perdone y luego me diga qué tengo que hacer para arreglar las cosas. —Un sacerdote de Canterbury no puedo decirte cómo arreglar las cosas —apunta Tess—. Son anglicanos. Ni siquiera pueden perdonarte, en realidad. Puede darte la bendición, pero cada persona tiene que encontrar la forma de que su historia tenga un buen desenlace. |
Un compañero es alguien con quien se come: una forma de definir la amistad algo aleatoria y no muy elevada, pero qué demonios... si algo nos ha enseñado la historia es que ninguna mujer debe viajar sola a Canterbury.
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Siempre me ha parecido agradable que un entendido guía a tu grupo a través de museos, palacios y campos de batalla. Que haya alguien que te vaya indicando lo importante. es fácil suponer que esos viajes atraigan a mujeres solitarias, esas almas melancólicas que han alcanzado la madurez con dinero suficiente para viajar y nadie con quien compartir sus viajes.
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Ahora dice que me desea lo mejor, pero yo creía que ya tenía lo mejor. No, «lo mejor de lo mejor», eso es lo que dice. Que me desea «lo mejor de lo mejor en todo». Según el coma no merezco menos.
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Era una mentira de lo más buena, pero cuesta ser sincera en presencia de personas moribundas, igual que cuesta ser sincera con tu madre en cualquier circunstancia. De modo que, cuando es tu madre la que está moribunda, el efecto se duplica y entras en el extraño submundo de las paparruchas. Empiezan a salir de la boca palabras sin ton ni son, porque estás dispuesta a decir cualquier cosa con tal de superar un momento concreto. Una vez, me descubrí recitando las capitales de los cincuenta estados de Estados Unidos por orden alfabético.
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Un ejemplo más de que Tess tiene razón al decir que, aunque es fácil analizar las historias de otros, es casi imposible captar el significado de la tuya.
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¿Quién escribió «Agnes Grey»?