Una habitación propia

Una habitación propia, de Virginia Woolf se publicó por primera vez en 1929 y se basa en una serie de conferencias que la autora impartió en diferentes universidades femeninas a lo largo del año anterior. .
Su título proviene de la cita: "una mujer debe tener dinero y una habitación propia para poder escribir novelas". La pobreza relativa, la carencia de espacios propios, la dedicación a otras actividades que se consideraban socialmente más apropiadas a su sexo y la dependencia, en todos los sentidos, de un varón, complicaba hasta el extremo la creación literaria. No obstante, se sorprende con la audacia de mujeres como Jane Austen que escribieron joyas como Orgullo y Prejuicio, en el salón familiar, escondiendo los manuscritos en papel secante cada vez que alguien entraba, que sería con mucha frecuencia. .
Además, se inventa a Judith Shakespeare, la hermana que William nunca tuvo, y la sitúa víctima de las convenciones sociales de su época. Dotada de la misma imaginación y creatividad que su hermano, nunca la enviaron a la escuela, por lo que jamás pudo desarrollar su latente talento literario mientras que su hermano, solo por ser varón, sí que pudo hacerlo. Las teorías sobre la extrañeza de que Shakespeare pudiera componer semejantes obras habiendo acudido únicamente a la escuela gramatical abundan entre la crítica actual, así como su relación con Marlowe y los interrogantes sobre quién se escondía tras su firma. Pero ese es otro tema. Judith termina con su vida y cae en el olvido, mientras que su hermano pasa a la posteridad. .
Además, Woolf va trazando una historia de la literatura escrita por mujeres y tocando otros temas como el lesbianismo, mostrando cómo era posible abordarlo sin obscenidad y evitando cualquier tipo de juicio, como cuando llegaba a las universidades en las que era invitada para impartir una charla, acompañada de Vita Sackwille-West, y hablaba de lesbianismo entre su auditorio femenino con total complicidad y confianza. .
Se trata de un ensayo que es necesario leer para tomar conciencia, si no se ha hecho ya, del milagro que supone que determinadas obras escritas por mujeres, no solo se publicar, sino que llegaran hasta nosotros...
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