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𝐕𝐢𝐫𝐠𝐢𝐧𝐢𝐚 𝐲 𝐲𝐨 Hace mucho tiempo, cuando cursaba el profesorado se nos propuso la lectura de Las olas de Virginia Woolf. No sé si la leyeron pero lo que predomina es la disrupción, desconexión y el fluir de conciencia. Todavía recuerdo la frustración que me provocó esa lectura. Por supuesto salí de ella sin entender nada. Los docentes no aportaron mucho a la comprensión. Como imaginarán ese primer encuentro no me dejó con ganas de reintentarlo con la autora. Por acá, en bookstagram, la autora es muy leída y elogiada. Eso me llevó a pensar en que debía intentar de nuevo con ella. Los astros se alinearon, me regalaron su libro y el club de lectura de @clasicodesorden dio el empujoncito que faltaba. Y acá estamos, sin ser amigas íntimas, pero en mejores términos que antes y con ganas de darnos otras oportunidades. 𝐔𝐧 𝐜𝐮𝐚𝐫𝐭𝐨 𝐩𝐫𝐨𝐩𝐢𝐨 Virginio Woolf La premisa de este ensayo es muy conocida: para poder dedicarse a la literatura, las mujeres necesitan dinero y una habitación propia en la que no tengan distracciones ni molestias. Pero quiero detenerme en otro aspecto del ensayo, quizás el que más me llamó la atención y el que más me gustó. Virginia hace a lo largo de estas páginas una historia de la literatura y para eso menciona autores, obras, temas. Y leemos sus opiniones sobre ellos, lo que me pareció más que interesante y me dejó con muchos libros por buscar y leer. La narración también me pareció magnífica. El humor, la ironía con la que escribe denotan su amargura y su denuncia. Los divagues (a los que tanto temía) me parecieron más que necesarios, sin ellos el ensayo carecería de algunos de sus mejores argumentos. Si me permiten un consejo: por acá hay que empezar a leer a Woolf. |
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