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Crítica de Laubythesea


Laubythesea
18 May 2023
Te doy a la bienvenida a mi opinión sobre ‘La señora Dalloway' AKA ‘Cómo se puede amar una novela de la primera letra al último punto'.
 
En este libro publicado originalmente en 1925, pero en el que Virginia Woolf llevaba varios años trabajando, se nos narra media jornada londinense del verano de 1923 a través de una polifonía de voces que se alternan para ir conformando un retrato de ese tiempo. Un momento del que Woolf, deja un testimonio no demasiado positivo. En varias ocasiones se hacen referencias a que la sociedad estaba conformada por ‘muertos vivientes', vemos como las clases sociales borran el futuro de muchos y encorsetan a otros, como el paso del tiempo borra los sueños y libertad de la juventud, y todos los personajes parecen vivir en constante lucha entre lo que son y lo que deben aparentar, lo que son y quienes son los demás y lo que son y lo que eran en el pasado. Además, sin dudar juzgan y condenan a quien les rodea. Vemos un Londres protagonista que se cura las heridas tras la primera guerra mundial, donde, quienes pueden, siguen hacia delante.
 
Conocemos a esta miríada de personajes (a los que amas y odias al mismo tiempo) a través de una combinación de flujo de consciencia y monólogos internos, que nos permite conocer lo que pasa por sus cabezas de una forma absolutamente subjetiva, sin filtros y con muchas interrupciones, lo cual es divertidísimo a ratos y descorazonador a otros. Como el tiempo, el ritmo de la novela no se detiene y vamos saltando de unos a otros de una forma tan sutil que no pocas veces pasa inadvertido. Además, en ocasiones entra en acción el uso del estilo libre indirecto, que básicamente es un narrador omnisciente, que narra en tercera persona, que se coloca muuuuuy cerca de los personajes, para hablarnos de ellos. Woolf hace esto de una forma tan magistral, que, aunque así contado parezca imposible, en la práctica (en la lectura) a veces se confunden, se fusionan ambos recursos. Este tipo de narración no lineal, ¡y que se ve a veces interrumpida también por la aparición de sueños que son casi relatos!, evidentemente no es fácil y hay que hacerse a ella. También digo, que no ha sido tan complejo como yo esperaba, pero si ha requerido toda mi concentración. Eso sí, mi consejo: haceros con una buena traducción (o leed a Woolf en inglés, si podéis). Para mi, ha sido una experiencia increíble que solo ha acrecentado mis ganas de seguir adentrándome en el universo viginiano.
 
En relación a la trama, básicamente todo comienza cuando acompañamos a Clarissa Dalloway, una dama de buena posición social, casada con un conservador, madre de una adolescente, recuperándose de una enfermedad y que guarda un gran grado de insatisfacción y de dolor en su interior, a comprar unas flores y hacer unos recados antes de preparar la fiesta que dará esa noche en su casa. A lo largo del día, recibirá visitas e iremos conociendo a todo su entorno (marido, mejor amigo y antiguo amor, hija y su amiga, su servicio, amistades varias…) pero también a ella misma, cómo se ve y se encuentra en el presente (una montaña rusa constante de emociones donde querrás no pocas veces darle un abrazo fuerte), pero también su pasado, con preciosas evocaciones de su gran amor, Sally, y de una juventud que se fue para no volver. Curiosamente, otro de los personajes principales, Septimus, tiene un enorme vínculo con la señora Dalloway y, sin embargo, no se conocen ni llegarán a hacerlo. Septimus, un joven que ha vuelto, aparentemente sano, pero herido en su interior, de la gran guerra y que sirve para hablar de salud mental (Woolf refleja en él algunas de las experiencias vividas en sus crisis), y de una serie de problemáticas importantes en aquel tiempo donde la sociedad inglesa luchaba por mirar hacia delante, pero quizá, se olvidó de ayudar a quienes les hicieron llegar hasta allí. Clarissa y Septimus, son dos caras de la misma moneda, y no puedo decir más por si aún no habéis leído el libro, pero preparaos para ver una fuerte crítica a la idea de encumbramiento del estoicismo y la represión de los sentimientos que estaba tan de moda en aquellos momentos.
 
Septimus encarga en la novela, pero también en nuestra realidad, el dolor, la enfermedad, la necesidad, la incomprensión, la muerte… en definitiva, todo lo que, como sociedad, preferimos no mirar para no sufrir, fingir que no existe, para disfrutar de nuestra ‘fiesta'.
 
Una novela que me asombra cómo en tan pocas páginas puede decirse tanto, abarcando grandes temas, como el paso inexorable del tiempo, la guerra y sus consecuencias, la vida sin amor, la soledad o el fin de la juventud, pero sin dejar de lado lo intrascendente y cotidiano, la anécdota que le da tanta profundidad. Así destaco la ansiedad de un anfitrión porque todo salga bien en su fiesta, el recuerdo de una tarde de verano hace décadas, o las charlas intrascendentes con quien fue un buen amigo para ti y ahora es un desconocido.
 
La señora Dalloway' es una novela importantísima a tantísimos niveles. Una rápida búsqueda en internet os dará detalles de porqué lo es a nivel literario con cientos de textos escritos por personas que saben muchísimo del tema. Pero tengo que decir, que para mí lo es, principalmente por su forma de mostrar las emociones, una ficción que muestra más de lo que esperaba la intimidad del corazón esta autora a la que tanto admiro. Y al mismo tiempo, retrata con un acierto digno de la mejor cámara fotográfica, los miedos, obsesiones, pesadumbres, egoísmo y cobardía de los seres humanos.
 
No sé, podría hablar páginas y páginas de la exquisita señora Dalloway, de sus miles de detalles y secretos escondidos, de sus referencias, conexiones, interpretaciones… pero en algún sitio hay que cortar. ¿Incluida en mis favoritos de la vida? SI, en mayúsculas.
Enlace: https://www.instagram.com/p/..
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