CALVIN Y HOBBES PARA PRINCIPIANTES

Tercer tomaco de la preciosa reedición de todas las tiras de Watterson que está sacando la editorial.

En la imaginación del pequeño Calvin no existen límites, por eso es capaz de perderse en el espacio con su nave y aterrizar en otros planetas en los que aún existen los monstruos, o por eso él mismo puede convertirse en un T-Rex para aterrorizar a la gente aplastando sus coches de juguete. Por no olvidarnos de Hobbes, que es un peluche de tigre que cobra vida para convertirse en su mejor amigo, aquel que le acompaña en todas sus ocurrencias, con el que se pelea por la almohada sin bultos y al que se lleva a todas partes (excepto al maldito colegio, ahí no le dejan ir).

Mientras, sus padres no pueden hacer otra cosa que elevar sus ojos hacia el cielo cuando intuyen qué es lo que está pasando por la cabeza de su hijo cuando pregunta dónde están la pólvora o la sierra mecánica. Calvin cree que no es justo que sus padres puedan decidir la hora a la que tiene que irse a la cama o cuánto tiempo puede ver la tele, por eso no para de decirle a su padre que ha bajado puntos en la estadística de padres molones. Su madre no ha podido quedar más veces pasada por agua cuando le ha hecho bañarse y los dos recriminan al otro por las cosas de “su” hijo, pero Calvin tiene su corazoncito y, aunque todo le salga regular, se preocupa cuando su madre está mala.

En estas viñetas Calvin sigue en plena cruzada contra Susie, su vecina y compañera de clase, pero por suerte ella no se achanta frente a sus bolazos de nieve o cuando presenta sus repugnantes sándwiches del almuerzo. Lo que parece en realidad es que los dos se gustan, pero a esa edad el amor pasa por insultar al otro y hacerle un poco la vida imposible. Hobbes sin embargo disfruta de la compañía femenina y siempre ensalza lo bien que huelen y lo cariñosas que son las chicas.

Sin duda no hay momento para aburrirse con Calvin y su amigo Hobbes, ¡todo es susceptible de convertirse en una aventura!