Porque la libertad, me han dicho, no es más que la distancia entre el cazador y su presa
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Porque la libertad, me han dicho, no es más que la distancia entre el cazador y su presa
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¿Te acuerdas del día más feliz de tu vida? ¿Y que dirías del más triste? ¿Te preguntas alguna vez si la tristeza y la felicidad pueden combinarse, a fin de componer un hondo sentimiento purpúreo que no sea bueno ni malo sino insólito, sencillamente porque no tendrías que vivir en un lado o en el otro?
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Dicen que una canción puede ser un puente, mamá. Pero yo digo que es también el suelo que pisamos. Y puede que cantemos para tenernos en pie y no caernos. Puede que cantemos para seguir siendo nosotros mismos.
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Vivir, entonces, es una cuestión de tiempo, de momento oportuno
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¿Alguna vez has dibujado una escena –me dijiste, mientras rellenabas una casa de Thomas Kinkade–, y luego te has puesto a ti dentro? ¿Alguna vez te has visto por detrás, metiéndote más lejos y más hondo en el paisaje, alejándote de ti? ¿Cómo explicarte que eso que estabas describiendo era la escritura? ¿Cómo explicar que, después de todo, estamos tan cerca; que las sombras de nuestras manos, en dos páginas diferentes, se funden? |
A una flor solo la vemos hacia el final de su vida, cuando acaba de florecer y va camino ya de convertirse en papel de estraza. Y quizá todos los nombres no son sino espejismos. Cuántas veces nombramos algo por su forma más breve... Rosal, lluvia, mariposa, tortuga mordedora, pelotón de fusilamiento, niñez, muerte, lengua materna, tú, yo.
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Corro a través del campo como si mi precipicio no se hubiera escrito nunca en esta historia, como si yo no fuera más pesado que las palabras de mi nombre. Y, como una palabra, no soporto peso alguno en este mundo, si bien sí cargo con mi propia vida. Y tiro hacia delante hasta que lo que dejo atrás se convierte exactamente en aquello hacia lo que corro, como si formara parte de una familia.
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Dicen que nada dura para siempre, pero tenemos miedo a que pueda durar más que lo que dura nuestro amor por ello.
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Lo que de verdad quería decir era que un monstruo no es algo tan terrible. Viene de la raíz latina monstrum, mensajero divino de la catástrofe, luego fue adaptado por el francés antiguo para referirse a un animal de una miríada de orígenes: centauro, grifo, sátiro. Ser un monstruo es ser una señal híbrida, un faro: a un tiempo refugio y advertencia.
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Escribo para llegar a ti -aunque cada palabra que escribo sea una palabra más lejos de donde estás-.
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"Hoy ha muerto mamá. O quizá ayer. No lo sé. Recibí un telegrama del asilo" ¿El personaje de qué libro está hablando?