Josephine

"Josephine" fue ganadora del IV premio de novela corta de terror e historias fantásticas de la casa de la cultura “Marta Portal” de Nava (Asturias).

Historia de menos de cincuenta páginas narrada por un observador que nos adentrará en un terror que a veces se siente onírico. Todo comienza cuando nuestro protagonista, Daniel, regresa al que fue el piso de su abuelo ya fallecido para hacer inventario de las pocas pertenencias que quedan. Los recuerdos le irán atrapando como una tela de araña a una mosca y nunca mejor dicho, porque telas de araña vais a sentir hasta el último trozo de vuestra piel. Allí el espacio tiempo jugará con él. Ruidos, sombras, cajas que escarbar…, no hay sitio mejor en el mundo en el que una vez fuiste feliz. El lector entenderá el motivo que se agarre a un lugar lúgubre.
Javier Vivancos usará toda la maquinaria que existe en el horror de corrientes de aire, algo deslizándose entre sombras, susurros llamando…, preparando la llegada de ella, Josephine…

Una escritura tranquila, aunque a veces toma giros inesperados siempre con la idea de mantener al lector en tensión. ¿De dónde viene ese ruido? ¿Qué son esas poleas dentro de un armario? ¿Y ese agujero por el que subir? ¿Oyes cómo lo llaman? No, claro que no, eso sólo puede escucharlo él, esa voz lo llama a él, no a ti amigo, quédate tranquilo.

Si la ubicación no fuera la ciudad de Cartagena y ocurriera en Japón, no tendría ninguna duda de quién es ella. Hay escenas que, joder, no podrás hacer otra cosa que detener la lectura y tranquilizarte. Dudarás junto al protagonista, ¿es real lo que le ocurre o se quedó dormido en una cama y vive una pesadilla?... Sigue, sigue leyendo, observa allí donde él ve, no vas a poder evitar otear aun sabiendo el precio que podrán pagar los latidos de tu corazón. Demasiados momentos de infarto, y tú ahí al igual que cuando ves un accidente, no quieres mirar, pero sin querer levantas un poco la cabeza acaso se vea sangre en el cristal o una cabeza cortada… Quieres, necesitas, saber qué va hacer ella ahora…
Un piso tan protagónico como ellos dos, sin sus paredes desolladas, su polvo que todo lo cubre, no habría historia. Un abuelo muerto, unas piernas gangrenadas, un nieto incapaz de huir y Josephine.

No, no es una típica narración de fantasmas, los fantasmas asustan, quieren que huyas, ese sitio ahora les pertenece y ella no desea que se marche, lo necesita al igual que una vez necesito al abuelo… Puertas que se abren o simplemente no se pueden abrir, radio poniéndose en marcha sola, sangre seca, un martillo, una ex y tú dudando entre la realidad y la locura.
Me maravillo, una vez más, el modo en que un piso vacío poco a poco deja de estarlo, sin que nadie más haya entrado. Un lugar familiar que en un principio te acoge siendo de los suyos, pero de repente se vuelve una trampa mortal.

Dice Daniel que Josephine es la mujer más bella jamás vista, sube sobre su sexo, lo besa hasta la extenuación, ¿Qué hombre huiría de una mujer así? …

No me extraña que ganara el primer premio.

Magnífica.