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Tenía muchas ganas de leer algo de Domingo Villar y me ha dejado un poco tibia, aunque me ha gustado. La trama comienza cuando aparece muerto en su apartamento en la Illa de Toralla el músico Lois Reigosa. Éste se encuentra atado a la cama y parece que con parte del tronco, sus genitales y sus muslos "quemados". Con esta situación, entra en acción nuestro protagonista, el inspector Leo Caldas, y su compañero Rafa Estévez. Los seguiremos a través de sus pesquisas y conoceremos un poco de ambos: Leo se deja llevar por su instinto y es protestón, aunque no pierde fácil los papeles; Rafa es muy impulsivo y bastante bruto. Para mí, algo muy importante en una novela policíaca, es que me haga pensar en todas las teorías posibles, ir ajustando el perfil del culpable y afinando la búsqueda. En este caso, hasta la mitad del libro, aunque es muy cortito, estaba convencida de que no conocía aún al asesino, así que sentía que me estaba perdiendo parte de la diversión. El final ha estado bien, no creo que deje boquiabierto a nadie, pero me ha dejado satisfecha. Lo que más me ha gustado de este libro es el tipo de humor y contestaciones gallegas y cómo Rafa Estévez (de Zaragoza) reaccionaba a ellos. Leí la novela en gallego, por lo que no sé si con la traducción al español se perdería algo de esa esencia. Posee algún que otro comentario o actitud polémicos, en especial por parte de Rafa, pero considero que hay que saber ponerlo en el contexto de la época. Continuaré con la saga del inspector Leo Caldas, tengo el presentimiento de que irá a mejor. |
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