levaba tiempo queriendo leer este libro, concretamente desde que acabé de leer "la playa de los ahogados", y tengo que decir que aunque larga, la espera ha merecido la pena. He disfrutado un montón leyendo este libro, porque me encanta el inspector Leo Caldas, y me encanta su carácter, tan gallego, gris y melancólico, totalmente mimetizado con el paisaje invernal de las rías gallegas. Me encanta también el compañero del inspector, el aragonés Estévez, que con su carácter diferente y "tan poco gallego" provoca muchos momentos de humor, y es el contrapunto perfecto a Caldas. Y me han encantado sus personajes secundarios, algunos de ellos merecedores de un libro aparte. Es, eso sí un libro largo, pero que se hace sorprendentemente corto, y eso tiene mucho mérito, ya que no es una novela de ritmo rápido, en la que las cosas pasen a velocidad de vértigo. Y sin embargo, en cuanto empiezas a leer, sientes que no puedes parar de leer, atrapada por los diálogos y la fuerza del paisaje. Totalmente recomendable.
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