Aquella noche la risa de la bruja resonó por toda Irlanda: había encontrado un nuevo hogar, y estaba ansiosa por volver a jugar.
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Aquella noche la risa de la bruja resonó por toda Irlanda: había encontrado un nuevo hogar, y estaba ansiosa por volver a jugar.
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—Vosotras debéis ser Las Escapistas. Ese debía ser el nombre con el que habían bautizado al grupo, probablemente por sugerencia de Barb, suponiendo que resolverían los desafíos antes de que la cuenta atrás del juego llegase a su fin. No podrían haber estado más equivocadas a la hora de escogerlo; aunque habría sido imposible saber que, precisamente ese apodo, sería lo que acabaría con ellas. |
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