No la íbamos a perder nunca. Por lo menos yo la iba a llevar siempre conmigo, como se llevan las cosas que importan. Mi casa, mi mundo, mi abuela a cuestas, como un caracol.
|
No la íbamos a perder nunca. Por lo menos yo la iba a llevar siempre conmigo, como se llevan las cosas que importan. Mi casa, mi mundo, mi abuela a cuestas, como un caracol.
|
Lloró al contar esas historias, tal vez nunca las había recordado en voz alta. Hablaba de su pasado como si le perteneciera a alguien más. Había pasado tantos años empujando esas puertas, que no se dio cuenta de en qué momento se cerraron con candado, y adentro todo se confundió.
|
Quisieron alejarse al máximo y habían terminado por encontrarse al cerrar el círculo. Era triste que no se hubieran dado cuenta antes. Humberto tenía razón: lo postergaron tanto esfumó.
|
Hun se ofreció a servir el postre y, cuando nadie lo veía, me hizo señas de "acompáñame a la cocina". Ahí, por primera vez, me dijo que me quería. -Pero muchísimo, Julieta, no sabes cuánto. -Yo... también–contesté. |
Seguía con la mirada fija, como si sus recuerdos estuvieran ahí, frente a él, y los pudiera ver e incluso tocarlos.
|
¿Cómo se llama el barco ballenero en el que se narra la travesía?