—Te quiero —dijo Marc—, tanto que prefiero atravesar mil tormentas contigo que navegar por cualquier mar en calma sin ti.
|
—Te quiero —dijo Marc—, tanto que prefiero atravesar mil tormentas contigo que navegar por cualquier mar en calma sin ti.
|
-Porque prefiero mil veces contemplarte en persona. No voy a pintarte mientras estés conmigo y pueda sentirte respirar. Te pintaré lo que quieras, pero tú.... tú no te muevas de mi lado o nunca más habrá luz ni saldrá el sol.
|
Bet no le dijo nada, solo asintió, porque él olía a salitre, a pino y a algo a lo que no conseguía ponerle nombre y que no lograba ignorar.
|
Su pulso se desbocó. Cerró los ojos y atesoró el momento. Y comprendió que estaría dispuesto a cualquier cosa para que ella siguiera susurrándole al oído.
|
El mar era un espacio abierto, amplio, sin habitaciones cerradas. El mar todo lo devolvía, todo lo mostraba, tarde o temprano. En el mar no se podía engañar a nadie.
|
Esa es la grandeza de la luz: hay que atraparla a grandes pinceladas, como ráfagas, porque se va tan rápido como llega, y dura solo un instante. —Y a veces no vuelve. A veces ni siquiera existe. |
¿Quién escribió la saga?