El último rayo de luz de Maira Varea
Bet no le dijo nada, solo asintió, porque él olía a salitre, a pino y a algo a lo que no conseguía ponerle nombre y que no lograba ignorar.
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El último rayo de luz de Maira Varea
Bet no le dijo nada, solo asintió, porque él olía a salitre, a pino y a algo a lo que no conseguía ponerle nombre y que no lograba ignorar.
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