Los cañones de agosto

En el prefacio escrito por Robert K. Massie se cuenta que el presidente Kennedy le regaló este libro al primer ministro británico Macmillan con el objeto de que ningún dirigente mundial cometiera los mismos errores que plagaron las actuaciones de los líderes militares y políticos durante ese fatídico mes de agosto de 1914 y que hicieron que el que en principio parecía un conflicto europeo terminara siendo mundial, se extendiera durante cuatro años y se cobrara las vidas de más de 8 millones de soldados y más de 6 de civiles.

El libro está escrito de forma sencilla y comprensible y su lectura resulta fluida y amena. La mayor dificultad estriba, a menos que uno esté muy familiarizado con este periodo histórico, en la gran cantidad de nombres de militares que aparecen; nada, no obstante, que no se pueda solventar con una lectura más atenta.

Los varios mapas impresos en el libro son de gran ayuda para facilitar el entendimiento de las batallas, y las láminas de la parte central con fotografías de las personalidades más destacadas -los generales Joffre, von Kluck, Gallieni, el almirante Souchon, etc.- no solo son un documento gráfico de gran valor sino también un aliciente para el lector, que podrá "ponerles cara" a todos los que con sus ansias de conquista o revancha, descabelladas gestiones y nefastas actuaciones convirtieron aquel primer mes de la guerra en un estado de confusión tal que no solo propició que se extendiera por cuatro años sino que sembró las bases de lo que es el mundo en la actualidad.

Pese a que las equivocadas decisiones tomadas por los líderes militares y políticos dan para ello, la autora no toma partido ni emite descalificativos ni juicios de valor, limitándose con plena objetividad a plasmar los hechos con todo lujo de detalles que evidencian una rigurosa labor de investigación.

Todo un clásico de los libros de Historia, "Los cañones de agosto" es un libro fascinante e imprescindible para comprender la génesis de la Primera Guerra Mundial y que nos acerca paso a paso a través de una fiel y rigurosa recreación al caos que reinó durante esos treinta y un días que cambiaron el mundo para siempre.

En poco menos de seiscientas páginas la autora de este libro explica de manera detallada los prolegómenos, en ese mes de agosto de 1914, de la conocida como Gran Guerra. Como ella misma diría "abordar la guerra en toda su extensión le parecía algo inabarcable", así pues decidió sacarle jugo a esos treinta y un días que, como refleja la cubierta del libro, cambiaron la faz del mundo.
Es un ensayo tan bien estructurado, con tanto detalle y tanta "chicha", que bien podría tratarse de una novela. Una narración muy entretenida a pesar del lenguaje castrense, los innumerables datos y nombres. Si alguien quiere saber más sobre como comenzó la I Guerra Mundial este es su libro. Aquí lo encontrarás todo, o eso al menos me lo ha parecido a mi (me hubiera venido de perlas este libro en el instituto) Las decisiones, no siempre bien entendidas, de los respectivos Estados Mayores, los problemas de abastecimiento de los ejércitos, la valentía del pueblo belga en defender su libertad y neutralidad, las diferencias políticas entre los ingleses que debían decidir si adherirse a la contienda, maniobras militares (la del Almirante Souchon con el Goeben) que han pasado a la historia de la estrategia naval, grandes personalidades y sus ambiciones, errores terribles que costaron millones de vidas, estrategias, chapuzas...
"Ese loco régimen es una mezcla de cobardía, ceguera, falta de decisión y estupidez", decía un primer ministro británico refiriéndose a Rusia. "Aquel que en el caso de una guerra europea no esté conmigo, estará contra mi", pronunció en algún momento el káiser. "Alguna locura en los Balcanes hará estallar la próxima guerra", predijo Bismarck. Y así fue como una estupidez en forma de magnicidio supuso la puesta en marcha de una máquina tan cruel como devastadora en la que alemanes, austriacos, ingleses, franceses y rusos pusieron en jaque a todo un continente y extendieron después su guerra a medio mundo. Todos parecían estar convencidos de que una guerra no sólo era imposible de evitar, es que era necesaria. Algo de lo que se quejan en sus memorias varias de las personalidades que tomaron parte en ella.
Barbara W. Tuchman consigue entretener a la par que informar y esto que parece tan complicado, realmente lo es. Para ello utiliza publicaciones oficiales, diarios de supervivientes e influyentes personajes como Churchill, el General Callwell, el Mariscal Foch, el Teniente General Golovin o el Conde Kokovtsov, así como la correspondencia oficial entre Estado Mayores. No le falta detalle a esta obra que, a pesar de centrarse en un período corto de tiempo, consigue poner luz en los primeros momentos hasta llegar a la batalla del Marne, una de las más decisivas de la historia donde las naciones cayeron en la trampa de no poder parar el curso de una guerra que nunca tuvo que haber comenzado.