Una pesadilla de fuego y angustia nos introduce en esta novela de misterio e investigación, con un componente de tensión muy bien llevado. Entre sus páginas seguiremos, en un principio, los descubrimientos de Kathe sobre la muerte de su marido, Robert, sin embargo, la vuelta a casa no va a ser tan fácil. Por un lado, el que todo siga como antes le hace tener sensación de comodidad; por otro lado, un extraño un tanto hostil le hace una advertencia: es mejor que no investigue nada.
Huecos a rellenar
La obra comienza con una presentación de personajes que nos hace ir teniendo una idea de quiénes son y las posibles relaciones que se establecen entre ellos. Lo curioso de esta presentación es que a lo largo de toda la obra nos irá provocando el cambiar de sospechoso de manera constante. La autora presenta a los personajes, incluidos los conocidos (la mejor amiga, la madre…), con un misterio tal que no podemos dejar de verles aristas.
Esto es una de las cosas que valoro del libro, la elaboración de la tensión no procede de cosas imprevistas, sino que también viene dado por las dobleces de los personajes. Sin embargo, a pesar de que esto es genial, sí que es cierto que, a veces, sobre todo al principio de la obra, se dejan unos huecos en la trama que más que dar suspense o agilizar hacen que creas que te has saltado algo. Los espacios de indeterminación existen en la literatura, pero es cierto que a veces pueden llevar a confusión si no se utilizan de manera precisa.
Por otro lado, junto a esos huecos, encontramos una trama acelerada, en la que los sucesos se desarrollan de manera muy ágil, pero, en algún punto, sin tiempo suficiente para la implicación que se les presupone. Por ejemplo, un personaje conoce a otro y parece que empiezan a gustase, aunque a nivel de narración se dice que han pasado unos meses, el hecho de no tener ni un poquito de ese desarrollo hace que quede «pegado». Esto, cuidado, pasa en algún punto, pero de manera general la obra tiene muy buen ritmo y, como decía más arriba, buen manejo de la tensión narrativa, por los personajes y por lo que sucede.
Qué satisfacción
Sin embargo, desde luego el punto fuerte de la novela son los personajes. La protagonista, Katehrine, tenía muchas papeletas para que fuera una dama en apuros pusilánime y, si bien es verdad que investiga un poco menos de lo que podíamos pensar en un principio, sí se muestra como una mujer fuerte que quiere enfrentarse a las cosas, eso sí cuando estas le vienen.
Sobre el resto de personajes, he de decir que me olía la tostada un poco, pero aún así me ha gustado, porque la autora hace que todos parezcan culpables y casi casi que tengan motivación. Además es algo que hace de una manera muy bien integrada y sutil, ya que puedes estar cambiando constantemente y volver al anterior durante toda la novela. El juego del despiste y de la ocultación está muy bien hecho, así que cuando finalmente tu hipótesis se confirma no te parece que la novela haya sido muy obvia, sino que te da gustillo.
Cien por cien misterio
Finalmente, cabe decir que, a pesar de que la historia parece invitarnos en algún punto a cierto grado de fantasía, sabed que no es una novela donde haya nada sobrenatural. El mal rollo, las sospechas, todo, viene dado por el misterio que la autora sabe imprimir a la obra.
Os recomiendo la novela. Es cierto que no ha sido de las más trepidantes que he leído últimamente, pero la longitud es bastante asequible, además es rápida y sí que tiene el puntillo de misterio bien cogido. Así que si queréis pasar un buen rato con una novela de misterio ligerita creo que os puede gustar.
Enlace:
https://ellibroenelbolsillo...