La niña del andén

Me identifico plenamente con la cita de Primo Levi incluida en esta novela y que dice: "Si entender es imposible, conocer es imperativo porque lo que sucedió podría repetirse". Creo que no deberíamos evitar leer todo lo que caiga en nuestras manos sobre este vergonzoso capítulo de la Historia, porque eso ayudaría a mantener vivo su recuerdo para que no se vuelvan a repetir aquellos mismos errores que acabaron con la vida de miles de inocentes. Esto fue lo que hizo que me decantase por "La niña del andén", una novela de ficción histórica basada en unos acontecimientos reales centrados en la persona de Nicholas Winton, un agente de bolsa británico de origen judío que puso anuncios en los periódicos pidiendo a la ciudadanía que acogiera a niños checos, obteniendo como respuesta un alud de solicitudes ofreciendo espacio en sus casas y bondad en sus corazones para aquellos pequeños refugiados que pudieron salvarse del Holocausto.

Todo se inicia con un prólogo perturbador pero necesario, que nos sitúa en la Praga de 1930, porque a medida que avancemos en la lectura comprenderemos lo crucial del suceso que en él se desarrolla y así conectarlo todo más adelante. La novela centra su argumento en la lucha de dos familias por sobrevivir en circunstancias adversas, antes y durante la Segunda Guerra Mundial, y en cómo sus vidas se verán entrelazadas irremediablemente.

Eva Kolischer es una joven judía checa que decide enviar lejos a su pequeña Miriam de cinco años porque su país está siendo invadido por las tropas alemanas y sabe que nadie estará a salvo de la crueldad nazi. ¿Cómo iba a sobrellevar estar lejos de su hija? Pero ¿cómo soportar, por otro lado, la preocupación y el miedo que sentía teniéndola allí con ella? Esta será sin duda una decisión terrible que tomará aún a riesgo de no volver a verla nunca más. Por otro lado, en Gran Bretaña la ocupación nazi era una posibilidad remota mientras que en el norte de Europa era una realidad. En Londres encontraremos a Pamela Denison, una mujer de clase media alta que se ofrece como voluntaria para ayudar a encontrar un hogar a los niños judíos que buscan refugio en su país…

Escrita con una prosa sencilla y concisa, una narrativa tan vívida que facilita concebir cada escenario donde transcurren los hechos con bastante claridad, pero que contiene innecesarias y profusas descripciones que son como hiedra que lo engulle todo, aunque es algo que no empaña el conjunto de la trama pero sí que ralentiza la fluidez de la lectura, y de la mano de un narrador omnisciente que asumirá la voz del relato y será el encargado de mostrarnos los diferentes puntos de vista de su amplia galería de personajes, la autora ha tejido una conmovedora historia sobre los lazos familiares, el amor y el sacrificio de una madre, así como la solidaridad de unos desconocidos que dieron cobijo a cientos de niños judíos. Una historia de pérdidas, de incertidumbres, pero por encima de todo de esperanzas y valor, de supervivencia.

Gill Thompson ha trazado una historia que tiene como protagonistas absolutas a las mujeres, unos personajes fuertes de carácter y decididas a no ser derrotadas por la horrible situación en la que están atrapadas. Para mí, Eva es una auténtica heroína al demostrar su lealtad y amor a su familia, con la que he tenido cierta conexión emocional, entendiendo lo doloroso que debió ser para unos padres tomar la decisión de enviar a sus hijos a un país desconocido, solos y alejados de sus familias. Fue una joven prodigio del piano y su meta en la vida había sido la música, que le aceleraba el pulso y hacía saltar su corazón, hasta que un terrible incidente hizo añicos sus esperanzas. Aunque con el tiempo ella encontrará la luz en el lugar más sombrío, pudiendo dar un sentido a su vida y algo de esperanza y resistencia. En cuanto al resto de personajes secundarios, están perfilados en su justa medida, lo suficiente para que podamos identificarlos sin problema.

Sintetizando: "La niña del andén" es una novela de ficción histórica que cuenta con un giro argumental sorprendente y me ha revelado dos aspectos de este conflicto bélico que desconocía: el gueto de Terezin y los Kindertransport (trenes que trasladaron a niños judíos hasta Gran Bretaña para ponerlos a salvo). Una historia en la que se dan una serie de casualidades poco creíbles pero que no empañan por completo el conjunto, y en la que se pone de manifiesto la música como manera de canalizar las emociones, un medio para expresarse y poder resistir las adversidades. Una lectura emotiva que me dejó con un nudo en el corazón y lágrimas en los ojos, pero en la que he echado en falta una mayor dosis de dramatismo, ya que la autora apenas incide en las humillaciones y crueldades soportadas por los judíos en el gueto de Terezin, un lugar de paso hacia los campos de exterminio.
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