Linaje Ancestral

Esto no es más que una torre, y yo no soy más que un científico con una tecnología considerablemente avanzada; es decir, un mago.

No hay magia, tan solo el uso apropiado de las fuerzas universales.

Me quedo mirando fijamente a Lynesse Cuarta Hija, vestida con sus mejores galas, con la espada al cinto, dispuesta a hacer lo que hacen las princesas cuando el mundo está poblado de monstruos, demonios y hechiceros. Algo que estoy seguro de que no hacían en los tiempos en que se forjaron sus ciclos mitológicos. Porque los mitos omiten todas las realidades sórdidas y conservan solo lo que desearíamos haber hecho, en lugar de aquello que hicimos realmente. Pero ella es valiente, y tal vez estúpida, y sabe que esa criatura, que ni siquiera yo entiendo, necesita ser confrontada y derrotada. Además, no conoce otra manera de hacer las cosas. Y, con franqueza, es probable que para su cultura y su tecnología no haya una respuesta disponible mejor, así que: combate singular, ¿por qué no?

La magia solo es el funcionamiento secreto del mundo.

Estaba en el mismísimo portal de los dominios del hechicero, donde nadie había vuelto a ir desde que su antepasada acudió para pedir ayuda a la magia para combatir a la magia.

Un demonio decían. Algo que no podía ser combatido. Devoraba tanto bosque como feudos. Magia maligna que no había sido vista desde los tiempos de la Regente Astresse y su guerra contra Ulmoth.

Es como si las partes emocionales de mente fueran como un sótano en el que he encerrado cosas muertas, y cuando abro la puerta…, salen de él gusanos y moscas que se alimentan de la carroña. Pero, a pesar de todo, debo hacerlo, pues tanto el pestillo como las bisagras están a punto de romperse.