Creí que borraban todo rastro de ti

Bonito y duro relato sobre uno de los grandes sucesos olvidados de nuestra historia reciente: La masacre de los tutsis y algunos hutus perpetrada por los hutus más radicales que se hicieron con el poder en Ruanda en 1984
Y es que lo que se narra aquí ocurrió hace menos de treinta años, lo cual en términos históricos se podría decir que es ayer.
Apenas da para ver unas pinceladas superficiales de un horror que abrió una gran herida en aquel país. Y aún así este relato logra realmente conmover.
No voy a mentir, hay momentos en los que la lectura se me ha hecho cuesta arriba, no por la dureza sino por el relato en sí, pero un libro que da a conocer una historia de la que se habla menos de lo que se debería, y que tiene ese final, merece la pena.

Con el corazón encogido y el alma rota he terminado este libro tremendo, duro y desgarrador sobre el genocidio de Ruanda.
Un libro espectacular que nos cuenta este horror a dos voces.

Una voz es la de Sacha Alona, ex reportera de guerra que había cubierto algunos de los conflictos mas trágicos de los años 80 y 90 y que se ha refugiado en la crítica gastronómica. En 2017 recibe unas cartas. Estas cartas le hacen recordar cuando fue enviada en 1994 a cubrir las primeras elecciones democráticas en Sudáfrica pero termina en Ruanda cuando el horror está en sus inicios. Allí, junto a Benjamin, conocerá a Daniel(médico del líder de la FPR) que busca desesperadamente a su esposa Rose y a su hijo Joseph y serán testigos de las barbaridades que se cometieron.

La otra voz es la de Rose, una trabajadora tutsi de la embajada francesa, que escribe esas cartas a su marido Daniel mientras espera su regreso, unas cartas en las que cuenta de manera espectacular toda el horror que vivió.

Dos voces impresionantes que narran los inicios del conflicto y las espantosas masacres del genocidio de Ruanda, de las matanzas de tutsis y hutus moderados.
Y también la historia del amor. del amor entre Rose y Daniel a pesar del dolor y del horror.
Una historia conmovedora contada con gran sensibilidad y elegancia, necesaria para conocer estos hechos y que no vuelvan a suceder.
Una historia con olor a vainilla que emociona y duele y que me ha mantenido pegada a sus páginas desde la primera con un ritmo que no decayó en ningún momento.

Leerla, para recordar, para no olvidar, para que no se repita el horror.

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