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Crítica de lavidademisilencio


lavidademisilencio
16 October 2023
Javier, Celia, Inés, y Roberto son una familia, a todas luces, normal. Javier lleva una editorial, Celia es neumóloga en un hospital e Inés, de 13 años, y Roberto, de 8, son dos hermanos con personalidades muy diferentes pero que se quieren a rabiar. Es a partir de un viaje a los Pirineos, en celebración de las buenas notas que ha sacado Inés, que sus vidas dan un giro inesperado.

Después de lo que ocurrió, Inés comienza a cambiar; de ser la chiquilla cariñosa y familiar, pasa a distanciarse de sus padres, a ser imposible entablar una conversación con ella, a hacer de la casa un lugar inhabitable. Han pasado tres años desde aquel viaje y las heridas que allí se abrieron siguen doliendo y no han podido cicatrizar.

Es en el fuego cruzado entre padre e hija que conocemos los pensamientos y sentimientos de uno y otro. Javier intenta comprender a Inés y, guiado por el consejo de su psicóloga, empieza a escribir dirigiéndose a ella. Por otro lado, la adolescente tiene mucho con lo que lidiar, más allá de los cambios que se experimentan durante esta etapa vital. La pregunta es, ¿conseguirán establecer puentes y romper el silencio que los separa y atenaza?

Los incomprendidos es una novela de 300 páginas divididas en 14 capítulos de mediana y larga longitud. A pesar de ser defensora de los capítulos cortos, en este caso la longitud de los capítulos no han supuesto ningún problema ni se me han hecho cuesta arriba en ningún momento. de hecho, tiene sentido que sean así, ya que hay mucho que contar y, al tratarse de saltos entre dos voces distintas, si fueran muy cortos podría generar confusión o no permitir que el lector se adentrara totalmente en la historia.

La historia, por tanto, se nos presenta en dos tiempos (pasado y presente) a través de dos perspectivas: la de Javier y la de Inés. Ambos se complementan muy bien; por un lado, la de Javier nos muestra las dificultades a las que se enfrentan los padres al intentar comprender a sus hijos, especialmente cuando estos son adolescentes; por otro, la de Inés nos permite contrastar la visión de Javier y ver los hechos desde la mirada de la joven. Asimismo, leer a uno y otro también es sumergirse en las diferencias entre generaciones y experiencias de vida.

El ritmo de la historia es acompasado. Las piezas del puzle van encajando poco a poco según avanza la historia. La forma en la que van presentándose los hechos no es en absoluto precipitada y encaja perfectamente con el tono de la obra.

La pluma de Pedro Simón es cuidadísima, además de bella y certera. No falta ni sobra palabra alguna. Si me enamoró en Los ingratos, en Los incomprendidos ha conseguido emocionarme hasta el punto de tener que parar porque las lágrimas no me dejaban ver las palabras. En cuanto al lenguaje que utiliza, me ha gustado mucho cómo lo adecua según quién habla; la voz de Javier es más madura, mientras que en la de Inés se nota que es adolescente, pues hace uso, sin excederse, de jerga juvenil.

La construcción de los personajes en Los incomprendidos no puedo definirla de otra manera que no sea brillante. En esta historia no hay buenos ni malos, tan solo personas que van madurando y aprendiendo con el tiempo de sus errores. Y esto es, precisamente, lo que hace que el lector empatice con ellos: que son realistas, personas de carne y hueso. Ni demasiado idealizadas, ni demasiado demonizadas. Simplemente personas.

Javier es un padre preocupado por su falta de comunicación con su hija. A lo largo de toda la novela muestra su frustración con la situación, pero también sus ganas de hacer las cosas bien, de conectar con Inés y enmendar sus errores. Además de hablar de la relación paternofilial también retrata su propia infancia y juventud, reflejando con ello cómo era crecer siendo de aquella generación y también lo que suponía ser de clase media. Ahora, en su adultez, ha podido mudarse con su familia a un barrio de bien (Boadilla del Monte), dejando atrás su antiguo barrio (Carabanchel). Este cambio de entorno no le ha hecho olvidar de dónde viene y este hecho es muy importante en su crecimiento personal.

Celia es la mujer de Javier y madre de Inés. Es neumóloga en un hospital y en su día a día se enfrenta a situaciones sanitarias muy complicadas. Cuando llega a casa, busca paz, pero no la encuentra; su tira y afloja con su hija la lleva a decir cosas que no siente de verdad y que dañan profundamente la relación con su hija. A pesar de que su punto de vista no lo conocemos de primera mano, sí podemos saber de ella a través de las palabras de su marido e hija. al igual que Javier, intenta hacerlo lo mejor posible.

Inés es otra de las piezas clave del libro. Tiene dieciséis años y es un mar de dudas, como cualquier adolescente de su edad. Sin embargo, a sus espaldas carga con un peso añadido que no revelaré para evitar spoilers. Lo único que puedo decir es que son dos los hechos que la han marcado profundamente y que iremos descubriendo conforme avancemos en la lectura. Una vez descubiertos, sus problemas de inseguridad y a la hora de forjar su propia identidad cobran sentido. de su punto de vista cabe remarcar la forma en la que es consciente del daño que hace, pero le es imposible cambiar y hacer las cosas mejor (al menos al principio); también es muy importante cómo remarca cada comentario y cada situación que la han hundido y la han hecho ser más distante y fría con quienes la rodean. Su evolución, al igual que la de Javier, es remarcable.

Roberto es el hermano pequeño de Inés. Su papel es esencial para el desarrollo de todos los personajes y, de hecho, es uno de los motores principales de la trama.

Clara es la hermana de Javier y es el mayor apoyo de Inés. A ella acude en sus momentos más duros en busca de refugio. Es su ancla, quien mejor la comprende y quien está ahí para lo bueno y para lo malo. Es uno de mis personajes favoritos, puesto que sin ella Inés se hubiese derrumbado mucho antes. Es el claro ejemplo de cómo forjar un vínculo sano y comunicativo con alguien.

Paco es otro personaje secundario de gran importancia. Es el hermano mayor de Javier. Él fue su máximo referente, a quien admiraba y en quien soñaba en convertirse. Es esquizofrénico y, la manera en la que está tratado el tema es muy acertada, pues el autor no se centra en ello para definirle.

Uno de los temas que sirven como pilar a la trama es la dificultad de crear y mantener vínculos familiares, especialmente en la época en la que los hijos transitan la adolescencia. El contar con el punto de vista del padre y de la hija es lo que hace de este libro una historia inigualable. La obra no busca culpables, busca soluciones ante problemas a los que se enfrentan numerosas familias en su día a día.

Otro aspecto a destacar es el hincapié que se hace en el daño que pueden hacer las acciones, los gestos y las palabras. Esto se puede percibir en las heridas emocionales de Inés, que a lo largo de la novela va exponiendo todas aquellas situaciones que se ha sentido inferior o insuficiente. Las palabras que le dijeron la acompañan durante años, las repite para sí y le siguen doliendo como el momento en que las escuchó. al leerlo, el lector se vuelve consciente del impacto que puede suponer en alguien lo que se le dice. En mi caso, me ha hecho reflexionar y caer en la cuenta de que hay que pensar dos veces antes de soltar algo que pueda herir a la otra persona.

Entre las temáticas tratadas, el silencio como forma de multiplicar el dolor me ha parecido brillante. Y es que el problema de los personajes es, principalmente, su falta de comunicación, que no expresan lo que sienten, lo que necesitan, lo que anhelan. Ante esa falta de interacción, es inevitable que el dolor y la rabia emerjan. Asimismo, la culpa ocupa mucho espacio en la novela y, como el silencio, potencia el daño. Los protagonistas la llevan consigo allá donde van y, precisamente por no hablar de ella, es que cargarla a cuestas se hace más tormentoso.

También me ha gustado mucho cómo Pedro Simón expone la diferencia entre generaciones en lugar de limitarse a explicar lo que supone crecer en una u otra. Además, lejos de usar estas diferencias para distanciar a los personajes, las usa para que que el lector entienda que es normal que, al haber nacido y crecido en tiempos distintos, sea difícil comprenderse a veces, pero eso no es excusa para tender puentes e intentar acercarse.

El último tema que trata, pero es spoiler

En cuanto al final es realista, apropiado y emocionante. A pesar de todas las dificultades a las que hacen frente los protagonistas, el desenlace es esperanzador y una luz al final del túnel.

En definitiva...

Los incomprendidos es una novela que va más allá de un retrato de las vicisitudes de la paternidad y los múltiples retos de la adolescencia. Es una historia sobre la importancia de comunicarse, de no dejar que el silencio nos distancie de las personas que queremos. Es también un retrato de dos generaciones diferentes que luchan por comprenderse y tender puentes entre ellas. Todo ello contado con una sensibilidad remarcable que te hace conectar con cada uno de los personajes, que te hace ponerse en su piel, sufrir con ellos y disfrutar de cada pequeño avance. Esta novela de Pedro Simón es uno de esos pocos libros que te pasarías la vida recomendando, eso sí, avisando de que lo mejor es leerlo con una caja de pañuelos a mano.
Enlace: https://lavidademisilencio.b..
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