Pedro Simón vuelve a ofrecer, tras su estupenda Los ingratos, una obra tremendamente realista y reflexiva, una novela que una vez te adentras en ella estás completamente atrapado. Con Los ingratos recuerdo que escribí que viviendo la vida de otros me ha ayudado a reconciliarme conmigo mismo. En Los incomprendidos me ha sucedido lo mismo. Y además me ha recordado a Los cuatrocientos golpes de Truffaut. Dentro de sus silencios prolongados que originan momentos de reflexión, su literatura no proporciona fidelidad a las convenciones ni a la convicciones. Pedro Simón agarra y desgarra por igual, firma otra obra excelente que llega en silencio, sin hacer demasiado ruido entre las novedades del mes, pero que se quedará para siempre en nuestra memoria. |