La felicidad no se mide por días, sino por momentos. Valen más tres suspiros y dos semanas de luz que diez años de discreción.
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La felicidad no se mide por días, sino por momentos. Valen más tres suspiros y dos semanas de luz que diez años de discreción.
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No se trataba de una cuestión de fortaleza, sino de integridad, de probarse pequeños detalles a sí misma.
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Te quiero. No me preguntes porqué. Te quiero. Al tocarte mis dedos tiemblan, mis ojos se nublan, mis sentidos se emborrachan. Cada beso es un cometa que atrapamos en el espacio sin límite de nuestra dimensión. Cada palabra nos une. Cada caricia nos despierta. Quiero que el calor de tu cuerpo sea mi refugio, y que me necesites. Quiero que los años nos hagan más y más fuertes, y que me necesites. Quiero que el tiempo nos arrope hasta el infinito, y que me necesites. Porque yo te necesito a ti mi amor, y eres todo lo que tengo.
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Y aquella tormenta, que parecía ser exterior, no era más que el latido de su propio corazón, desatado, bombeando una sangre que parecía no llegar a su cerebro.
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"Hoy ha muerto mamá. O quizá ayer. No lo sé. Recibí un telegrama del asilo" ¿El personaje de qué libro está hablando?