Huellas y manchas de Jordi Sierra i Fabra
Y aquella tormenta, que parecía ser exterior, no era más que el latido de su propio corazón, desatado, bombeando una sangre que parecía no llegar a su cerebro.
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Huellas y manchas de Jordi Sierra i Fabra
Y aquella tormenta, que parecía ser exterior, no era más que el latido de su propio corazón, desatado, bombeando una sangre que parecía no llegar a su cerebro.
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