"Ni el médico de cabecera ni mi posterior terapeuta llegaron nunca a entender que el estrés no me lo causaba mi trabajo sino (...) el hecho de tener que ir a trabajar". Marisa, cargo intermedio en una agencia de publicidad, está hasta el higo de tener que ir a trabajar. le genera ansiedad aguantar a sus compañerxs y sus conversaciones banales; no soporta alimentar una dinámica cruel en la que los tiburones que la rodean serían capaces de arrancarle una pierna con tal de medrar y recibir la palmadita del jefe en la espalda; le agota formar parte de un sistema en el que está mal visto que un trabajador reclame sus derechos laborales, el cumplimiento de su horario y en el que le miran mal si no participa en los 'afterwork', como si toda la vida girara exclusivamente en torno al trabajo. Marisa sobrelleva como puede esta situación, a base de introspección, videos de YouTube, terapia y orfidales. Y aunque por fuera intenta ser la chica agradable de siempre y trata de ser lo que se espera de ella, por dentro está a punto de estallar. En 'El descontento', Serrano retrata de forma muy acertada la relación que hoy muchos tenemos con nuestro empleo y con nuestro entorno laboral, y que se da especialmente en las profesiones liberales. A través de la historia de Marisa y sus compañerxs, la autora reflexiona acerca del mundo laboral de nuestros días, donde entre 'start ups', 'entrepreneurs' y empresas 'cool' con cargos y rutinas con nombres en inglés se van diluyendo poco a poco nuestros derechos laborales y nuestro rol como persona va perdiendo peso en relación a nuestro papel como trabajadores. de hecho, vivimos en una época absurda en la que vemos a personas definirse por su trabajo, cuando hay áreas de nuestra vida más importantes a las que no damos tanto valor y que definen mucho mejor nuestra identidad. Este capitalismo salvaje que mueve los hilos del trabajo y en el que únicamente tiene importancia el balance de resultados económicos conduce de forma inevitable a la deshumanización del trabajador. Marisa reflexiona sobre ello en la novela: "A la gente del trabajo le da igual si vives o te mueres. Si me muriera mañana, la principal preocupación de la gente de mi oficina sería saber quién se iba a encargar entonces de la campaña de Navidad", lamenta la protagonista de la historia, que reconoce que "en ocasiones lloraba en la ducha para ahorrar tiempo porque no podía permitirme llegar tarde a trabajar un día mas". El personaje de Marisa me ha parecido fascinante, no solo porque me he sentido identificado con ella en la mayoría de situaciones, sino porque refleja todas las incoherencias que habitan en nosotros mismos. Con su trabajo, con sus actitudes hacia sus subordinados, ayuda a perpetuar un mundo del que luego se lamenta. ¿Y cómo es posible que una novela que es un puñetazo directo al estómago, que reflexiona sobre la explotación, la soledad, el machismo en el entorno laboral, las vidas tristes y vacías que provoca el capitalismo, haya sido para mí una de las novelas más divertidas de este año? Por la forma en la que está escrita, queridas. de la misma manera que sabemos que el desayuno es la comida más importante del día y que la natación es el deporte más completo, también sabemos que el humor es el mejor lubricante para introducir temas duros, espinosos y profundos. Serrano, a quien sigo la pista desde BuzzFeed y a quien ya adivinaba un talento inmenso, es capaz de lanzar una mirada cínica sobre estas situaciones tan trágicas, llevándolas al absurdo y a la ridiculización y provocando carcajadas cuando en el fondo dan ganas de llorar o de m4tar. Gracias, Beatriz, por una novela tan divertida, tan profunda, tan actual y con tantos temas sobre los que reflexionar. + Leer más |