Diario de una soledad

«Por primera vez en semanas, estoy aquí sola, dispuesta a retomar mi vida «real». Eso es lo extraño: que ni los amigos, ni siquiera los amores apasionados, son mi vida real, a menos que disponga de un tiempo a solas para explorar y descubrir cuánto está ocurriendo, o cuánto ya ha ocurrido.

Hoy quiero escribirte a ti, May, 

leerte es llegar al interior de tu alma, es descifrar en cada palabra escrita una parte de ti misma y quizás de mí misma.

El peso de la soledad, unido a su espíritu creativo, es uno de los principales ejes de esta obra. 

Las inseguridades y desencantos de Sarton se convierten en una larga carta que, a modo de diario, se envía así misma. En sus desequilibrios nace su equilibrio creativo. 

Escribir como bálsamo.

Escribir como puente. 

Escribir como vida. 

Abrí el libro con emoción, siempre busco sus letras cuando busco paz y serenidad. Me encontré con un texto intimista, franco y real. 

Rodeada de sus flores, las mías, de sus colores, su olor y su forma, perciben ese momento, cuando vuelve su mirada adentro, es cuando empieza a encontrarse. Desde dentro hacia afuera. Ir quitando superficies superfluas para encontrar la esencia de una vida.

La soledad como solución. 

Una soledad elegida para avanzar.  

¡Mi querida May cuánto te entiendo!

Sus reflexiones son de una mujer en la sesenta que tiene dudas, pero reivindica su edad y su modo de vida. 



Las obras de May Sarton son un abrazo calentito.

“Anhelo de raíces” nos involucra en su propia (re)construcción a través de una casa que convierte en el puente que le permitirá el paso de una etapa de vida a otra. 

De la mano de “Diario de una soledad”, la melancolía impregna cada rincón de su casa y de su vida. Ese proceso culmina con “Una casa junto al mar” en la que concluye que «crecer en soledad es un modo de crecer hasta el final».

Crecer mientras vives es descubrir que existen a tu alrededor, miradas que alumbran lo que miran y deshacen la oscuridad. 

Crecer es aprender a agradecer y quien o que te enseña a hacerlo te enseña a vivir.

 Y May eligió. La vida le dio lo que necesitaba para crecer.