Una corte de hielo y estrellas

Después de los acontecimientos de Una corte de alas y ruina y del estallido de la guerra, ahora toca intentar recomponerse y reconstruir todo lo que fue destruido por Hybern y su renacer. Feyre tiene muchas cosas que asimilar, como la muerte de su padre y la conversión de sus hermanas en faes, así como su nuevo cargo como alta lady de la Corte de la Noche junto a su pareja, Rhysand. Mientras intenta ayudar en lo que puede para reconstruir Velaris, la capital de la Corte y su nuevo hogar, la celebración del solsticio se acerca, una fecha muy importante para los ilyrios y para la gente de Noche. Feyre quiere que sea un momento especial, donde se abandone la tristeza y el pesar de la guerra y pueda disfrutar de unos instantes de paz con su familia y amigos más cercanos. Sin embargo, no todo es felicidad y ese momento de paz no va a ser tan fácil de alcanzar. Aunque su hermana Elain poco a poco se va a acostumbrando a su don de la videncia y a su nueva vida, su situación con Lucien y el vínculo que les une, pero que ella se niega a aceptar, es un problema. Feyre intenta que su hermana y Lucien se acerquen más, puesto que el vínculo no puede deshacerse y a ella no le quedará más remedio que aceptarlo, pero Elain se niega a verse atada a un hombre que no conoce y mediante una "magia" que no entiende, aparentemente, de amor.


Por otro lado, Nesta se niega en rotundo a formar parte de este mundo al que ha sido arrastrada en contra de su voluntad. Reniega de su condición de alta fae, de sus habilidades y cualidades y no quiere tener nada que ver ni con Feyre, ni con Rhysand ni, en general, con nadie de su entorno. Se dedica a estar recluida en un pequeño apartamento en la zona más pobre y mugrosa de Velaris, dándose a la bebida y al juego y, al igual que su hermana, tampoco quiere aceptar el vínculo que le une con Cassian, haciendo que este sufra ante sus desplantes.

Al tiempo que ocurren todos estos problemas en el núcleo familiar, la preocupación crece en Rhysand. Está frustrado porque sus responsabilidades como alto lord le impiden pasar tiempo de calidad con Feyre, algo que ansía más que nada en el mundo. Las crecientes tensiones entre los ilyrios, y que pueden provocar otro conflicto, también le mantienen en jaque. Tiene dos frentes abiertos: necesita rebajar esas tensiones para que sus guerreros no se subleven y, además, tiene que formar nuevos acuerdos y alianzas con los líderes del resto de Cortes para asegurar una época de paz, estabilidad y tranquilidad.

Así pues, en Una corte de hielo y estrellasSarah J. Maas nos presenta lo que sucede inmediatamente después de la guerra y cómo los personajes reconstruyen su vida, su mundo y cómo se enfrentan a las consecuencias de sus decisiones y acciones. Sinceramente, estas historias cortas me han decepcionado bastante. No las he encontrado para nada interesantes y, a mi parecer, han sido puro relleno. Quiero decir, es lógico que hayan sido relleno porque, al fin y al cabo, ese es el concepto de este tipo de relatos, ya que son elementos extra de los libros principales. Aun así, esperaba que me ayudaran a reconectarme con la historia de la trilogía, que me volvieran a avivar la llama que sentí por esos libros, pero no ha ocurrido nada de eso. Me han resultado del todo indiferentes. Feyre se me ha hecho bastante superficial y la he sentido muy plana, nada que ver con la Feyre de la trilogía. El resto de personajes también me han dado un poco igual, no me importaba lo que hicieran o dejaran de hacer ni he sido capaz de conectar con sus sentimientos. La sensación general es que Sarah J. Maas no ha puesto el mismo esfuerzo ni el mismo empeño en esta historia que en la trilogía ACOTAR, algo que, en parte, entiendo, al ser contenido extra, pero que no comparto.

También ha habido dos elementos que pueden haber influido en mi opinión negativa al leer esta historia. El primero es que el último libro me lo leí hace dos años y aunque me encantó, pasaban tantas cosas y había tantos personajes nuevos que, después de tanto tiempo, no lo recuerdo todo. Eso hizo que durante los primeros capítulos estuviera más centrada en recordar qué narices había pasado en el tercer libro de ACOTAR y quiénes eran algunos de los personajes que aparecen en estas historias cortas como Amren, cuya existencia había olvidado por completo. En Una corte de hielo y estrellas no es como en otras novelas, que el autor hace un esfuerzo por introducir un pequeño resumen de lo que ocurrió en libros anteriores o por dar píldoras de información para ayudar al lector al recordar. al contrario, te va soltando un montón de información nueva relacionada con la trilogía principal, así que si no te acuerdas de algo te cuesta mucho seguir el hilo de la historia, lo que hace que se dificulte la experiencia lectora y que se haga un poco cuesta arriba. Eso fue al menos lo que me sucedió a mí, por lo que yo no recomendaría leer este libro a menos que tengáis fresco lo que sucedió, por lo menos, en Una corte de alas y ruina, la tercera parte.

El segundo elemento que contribuyó a que esta novela se me atragantara fue la forma en que está escrita. No me gustó nada la narración ni el estilo de Una corte de hielo y estrellas y eso me chocó porque no había tenido problemas con la pluma de Sarah J. Maas en los libros anteriores. Me dio la impresión de que estaba muy mal redactado, de que algunas frases eran incomprensibles y de que me costaba mucho hacerme una idea clara de lo que estaba sucediendo porque había veces en las que no se entendía bien. Esto, creo, que puede ser por dos motivos. El primero y el más evidente, o lo primero que se me vino a la cabeza, es que quizá puede ser culpa de la traducción. Esta saga ha tenido varios traductores (por lo que he podido ver en la ficha de los libros de GoodReads) y puede ser que estas historias cortas estén mal traducidas, no en el sentido de que la traducción sea errónea, sino en la forma en la que el traductor la ha escrito, no sé si me explico. Otro motivo puede ser, simplemente, la pluma de Sarah J. Maas. En su defensa, he de decir que Una corte de hielo y estrellas empecé a leerlo al poco de terminar la segunda parte de la trilogía Las guerras del loto. El estilo narrativo de Jay Kristoff es simplemente sublime y tiene una forma de escribir muy compleja y plagada de metáforas, por lo que puede ser que, al ser la narración de Sarah J. Maas mucho más sencilla y directa, este cambio tan brusco me diera la sensación de una novela mal escrita. La verdad es que esta opción la dudo bastante, porque nunca me ha sucedido, pero puede ser una razón válida. Otra explicación es que, aunque han pasado dos años de diferencia desde que terminé la trilogía, puede que en ese tiempo mis gustos como lectora hayan cambiado y ahora busque otro tipo de prosa (aunque lo dudo porque me he estado leyendo historias con una prosa muy simple y no me han dado la sensación de estar mal escritas).

Sea como fuere, el caso es que la manera en que Una corte de hielo y estrellas está escrita ha contribuido a mi falta de interés por estas historias cortas y a que la lectura se me hiciera muy pesada y me costara avanzar.

Otra cosa que también me ha frenado bastante es que, ya que la siguiente trilogía va a estar basada en Nesta y Cassian, yo esperaba que estos dos tuvieran más protagonismo. Pero no ha sido así. La protagonista ha seguido siendo Feyre y, en segundo lugar, Rhysand, por lo que mis expectativas a este respecto no se han cumplido.

Si eres muy fan de la trilogía Una corte de rosas y espinas y quieres leer la próxima que va a sacar la autora con Cassian y Nesta de protagonistas, quizá te interese leer estas historias cortas que actúan como nexo de unión. Pero si no lo haces, tampoco te pierdes nada, porque la única información que, a mi parecer, es relevante para la nueva trilogía es Nesta y cómo está lidiando con el hecho de ser fae y la posible rebelión de los ilyrios. Tengo la sensación de que los nuevos libros van a tirar por ahí, por lo que, a mi modo de ver, el resto de cosas que nos cuenta Una corte de hielo y estrellas es puro relleno.
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