Mi maestro, Agatón, solía decir que a los hombres no hay que juzgarlos por cómo caen, sino por cómo se levantan cuando han caído.
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Mi maestro, Agatón, solía decir que a los hombres no hay que juzgarlos por cómo caen, sino por cómo se levantan cuando han caído.
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El enfado es el refugio de quien no tiene argumentos.
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La bondad es prima de la estupidez y la estupidez ahuyenta el dinero.
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Hay quien dice que vivir es ir acumulando pequeños arrepentimientos hasta llegar a sentir un arrepentimiento total.
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La duda, querido muchacho, es la madre de la sabiduría. Solo los ignorantes tienen certezas.
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Has perdido. Ya eres en verdad, un rebelde.
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Que todo el mundo piense lo mismo sobre algo significa dos cosas; la primera, que nadie está pensando; la segunda, que alguien piensa por todos.
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Descabalgamos y me abrazó con fuerza. Riendo. Mi abrazo fue un poco más tibio. Los hispanos son gentes efusivas, tanto en sus amores como en sus odios.
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La plata tiene el poder de hacer que los recuerdos se desvanezcan.
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Solo sabemos que los principios de que hacemos gala son sólidos cuando nos enfrentamos a situaciones que los ponen a prueba. La amistad, el valor, la honradez, el amor, el sacrificio...
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El retrato de Dorian Gray