La niebla

En esta colección de (tres) relatos el señor King se acoge a la tradición oral; a esos cuentos narrados al atardecer o a medianoche, estremecedores o deslumbrantes, que nos desvelan, nos amplían las fronteras de la realidad.

Del primero, el más extenso, el que da feliz nombre al conjunto, ya conocía su adaptación por Darabont, con la extraordinaria Marcia Gay Harden encarnando a la feroz bruja y su inolvidable final. Aparecen aquí esas constantes del universo King por las que tanto le queremos, ya temáticas (la familia como fuente de amor y dolor, la cuerda floja entre talento y genio y la agonía contra la cerrilidad, el fanatismo o el clasismo) ya estructurales, con esa progresión "a fuego lento" en la que resaltan la importancia de los sonidos, la tormenta sacudiendo el hogar y el espacio cerrado como habitación del pánico.
¿El mono? Más de lo mismo (y bueno), y una cierta continuidad con los arquetipos clásicos de la posesión, la duda sobre nuestra cordura y La amenaza: me recuerda a un Poe de nuestros días.

La joya de la corona es El atajo de la señora Todd. Mucho le agradezco a King el que no tome atajos sino rodeos, que vaya perfilando una atmósfera, un trozo de mundo sin premura ni mera acumulación desnortada y sí como un pintor que va compartiéndonos la plenitud, la epifanía de su generosa imaginación.
Sutil y arrebatador: una nostálgica conversación entre dos amigos, los pliegues del espacio y Diana de los bosques que nos lleva en el carro de fuego. Grandioso y espléndido: una piedra de toque de la Literatura.