El guardián entre el centeno

El guardián entre el centeno es la primera (y única) novela del autor estadounidense J. D. Salinger (1919 - 2010), que se convirtió inmediatamente en un claro ejemplo de clásico moderno de la literatura, estando involucrada en numerosas polémicas así como siendo censurada en innumerables ocasiones.

J. D. Salinger, de hecho, pidió a su editorial que no se publicara ningún tipo de material promocional sobre el libro, por lo que (respetando su petición) no voy a comentar nada sobre su sinopsis aquí (como sí estoy acostumbrado a hacer en el resto de las reseñas del blog).

¿No os pasa que, a veces, hay libros que tenéis muchas ganas de leer pero que vais posponiendo indeterminadamente? Para mí, ese es el caso de El guardián entre el centeno, novela cuya lectura (sin saber muy bien por qué) llevo años retrasando... hasta el día de hoy, que por fin me he animado a leerla. Sinceramente, se trata de una novela de la que había oído hablar tantas maravillas pero sobre la que realmente no tenía ni idea más allá de ello. Ahora, e impulsado por la recomendación de un amigo, decidí hacerme con ella y darle la oportunidad que se merecía dentro de mi interminable lista de lecturas pendientes.

Algo que me ha gustado mucho de la novela y que me gustaría destacar es que se trata de un libro en el que la historia de por sí no tiene demasiado peso: de hecho, la trama es de lo más simple que he leído nunca y no hay en ella ningún giro argumental, por lo que no vas a encontrar en su historia algo que realmente te sorprenda. Además, el final te provoca la sensación de dejarte a medias. Ahora bien, todo esto no significa que se trate de una mala novela, más bien todo lo contrario: simplemente estamos ante una novela en la que lo que sucede no es tan importante como el mundo interior de su protagonista.

Otro de los aspectos que más me ha gustado de la novela es la narrativa de J. D. Salinger, cómo va divagando nuestro protagonista por ese mundo interior del que ya hemos hablado a la hora de narrarnos cualquier situación (para lo que, de vez en cuando, se aparta del relato principal para contarnos algo que está relacionado con ello), consiguiendo así una prosa de lo más natural y que me ha recordado perfectamente a la mente humana y a cómo vamos relacionando un tema con otro para terminar volviendo al principal en muchas de nuestras conversaciones de nuestro día a día.

Además, gracias a esa prosa el lector puede hacerse una idea a la perfección de ese narrador-protagonista que es Holden Caulfield y que nos habla sin pelos en la lengua, sin tabúes (y en ocasiones incluso de una manera soez) de lo que le sucede.

Y ahí, de hecho, es donde quería llegar desde el principio: Holden Caulfield es uno de los personajes que están mejor construidos de la literatura juvenil de los últimos tiempos. Lo puedes amar o lo puedes odiar, pero Holden (a pesar de parecer un tanto soberbio y altivo en innumerables ocasiones) está ahí para abrir mentes y para romper con todos los esquemas.

Estamos ante un personaje que en todo momento da la sensación de que no termina de encajar y tan sólo a través de sus palabras te provoca cierta impotencia, ya que vas a ser una especie de espectador que ve cómo se sale de todo lo que la sociedad espera de un chico de su edad. Se trata de un claro retrato de la adolescencia, esa edad que nos resulta tan difícil y que en ocasiones puede llegar a hundirnos en un lugar de lo más complicado si no encuentras la manera de salir adelante dentro de ese mundo que espera tanto de ti.

Además, trata temas de lo más complicados, y lo hace de una manera directa y sin escrúpulos, a pesar de que en ocasiones la manera en que se refiere o habla de ciertos colectivos puede remover conciencias y hacerte sentir de lo más incómodo e incluso llegar a sentir cierto pavor ante sus palabras (si bien es cierto que se comprende que hable de esa manera si se tiene en cuenta el momento en que se escribió la obra y el contexto en el que se sitúa).

Por otro lado, tiene momentos en los que puedes llegar a sentir un nudo en el estómago; y no en el mal sentido, sino por el hecho de que (como ya hemos comentado) puede remover conciencias y hacer que te replantees ciertos aspectos de la sociedad y de cómo se organiza el mundo en general, elementos que su protagonista no logra entender y por los que se llega a sentir frustrado.

En definitiva, El guardián entre el centeno se trata de una lectura bastante compleja, pero de la que se puede obtener un sinfín de conocimientos.
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