¿Cómo surgieron estos signos de puntuación? ¿A quién se le ocurrió la brillante idea de utilizarlos por primera vez? ¿Por qué le debemos tanto a Aldo Manuzio? ¿Qué se celebra el 6 de febrero? Todo esto y mucho más es lo que nos descubre Bård Borch Michalsen en este libro. Yo lo he disfrutado muchísimo y he aprendido una barbaridad de datos de lo más interesantes. Mi yo friki ha estado toda la lectura dando palmas. Sé que a veces soy muy pesada (sobre todo con la gente de mi entorno), pero es que colocar bien un signo de puntuación salva matrimonios, vidas y cualquier cosa que se tercie. Aquí dos claros ejemplos: no es lo mismo «Vamos a comer, niños» que «Vamos a comer niños»; ni «Mientras me desvestía, María, mi esposa, entró en el dormitorio» que «Mientras me desvestía María, mi esposa entró en el dormitorio». Importante: aunque expone algunas reglas de puntuación, no es manual ni nada por el estilo. Además, se centra en varias lenguas europeas, no solo en el español. |