El príncipe de la niebla

Años ha, a los autores no se les exigía que sus historias fueran perfectas del modo en que se exige en 2024, no había ese afán de examinarlo todo hasta el hartazgo. En general se disfrutaba de buenas narraciones, de las historias bien contadas y de personajes a los que apeteciera acompañar durante la trama. El debut novelesco de Ruiz Zafón tiene virtudes y defectos como cualquier otro, pero es indudable que este autor era uno de los buenos y sabía contar historias. Y aquí me tiene para leer las primeras que escribió hasta reencontrarme con la relectura de la sombra del viento.

Para disfrutar de El príncipe de la niebla no necesito que absolutamente todo lo que ocurre sea creíble ni que se ajuste a la realidad, porque para algo navega entre realismo y fantasía. Es una novela juvenil, y como tal decidí concederle bastantes márgenes, pues entiendo que una historia de aventuras protagonizada por adolescentes, suele limitar u omitir la presencia de adultos. La ambientación es excelente y en todo momento sentí que me había transportado a ese pueblo de costa repleto de misterios. Los personajes me parecieron bien, desarrollados en su justa medida y explorables a través del subtexto. Lo único que me chirría es el detonante que Zafón eligió para apartar a los padres de Max y Alicia de la trama principal porque quizás no fue el adecuado y habría tenido más sentido añadiendo un par de pasajes para dar más coherencia interna. Aun así, creo que este es el único «pero» que le pongo. Por lo demás, El príncipe de la niebla me parece un buen trabajo con el que dar inicio a una carrera literaria, sobre todo si encarna a los cimientos de futuras mejoras.

El audiolibro dura 5 horas y 17 minutos, es una lectura ligera y sin complicaciones, agradable de escuchar. Me alegro de haberle dado la oportunidad y continuaré con El palacio de la medianoche.