El pentágono II. Praetérita y Destino

Cuando no puedes escapar
Rob y Lucas han rehecho su vida después de reencontrarse tras su paso por el infierno. Sin embargo, Rob lo tiene claro, no quiere volver a relacionarse con nada que tenga que ver con el mundo mágico, a pesar de que Lucas es un mago y su mejor amiga, Isobel, es una banshee.
Por su parte, Olivia y Joe han ido a estudiar a Los Ángeles; pero Olivia no puede dejar su pasado atrás y, ante la aparición de lo que parece una nueva salvadora, a su mente acudirá una antigua profecía. Así, rompiendo los deseos de Rob, Olivia reúne al grupo para enfrentar se a un nuevo conflicto.
Un conflicto que nos sumergirá de lleno en el mundo de Mageia, del que supimos poquito en el primer tomo. En esta segunda parte de esta fantasía urbana nos trasladamos a Estados Unidos, a Los Ángeles y Nueva York, para introducirnos en tres líneas narrativas que se imbricarán para darnos una historia completa y lo más cerrada posible. En ella, seguiremos la pista de los personajes que ya conocíamos a los que se añadirán nuevos que no se quedarán atrás en el desarrollo e importancia en la historia.
Olivia será la pieza central, ya que será la encargada de reunir al grupo por encima de los deseos de sus miembros, como pasa en el caso de Rob. El objetivo de nuestros héroes irá mutando a lo largo de la historia, así como ellos se irán dividiendo en diferentes grupos, pero fundamentalmente, su misión será salvar Mageia del peligro que le acecha, aunque no sepan muy bien cómo.
Tres hilos en tensión
No obstante, como decíamos más arriba, la historia se divide en tres subtramas, protagonizada cada una por personajes que en el primer tomo eran más secundarios, cosa que me ha gustado bastante. En primer lugar, nos encontraremos a Olivia, la gran salvadora de la primera historia, con ella nos adentraremos en la profecía de los salvadores y será el motor que impulse al grupo.
Otra de las tramas es la de Isobel, Issie, que en un momento determinado debe separarse del grupo. Su parte de la historia es casi la más individual, porque, aunque tiene que hacer frente a un problema bastante inmenso, su camino es el del reencuentro consigo misma. En esta parte, Issie va aventurándose en quién es ella después de quedarse sola y me ha gustado mucho cómo la ha desarrollado la autora. Quizá, lo que menos me ha gustado de su trama es cómo se separa de los demás, ya que me parece un poco forzado y aleatorio.
Finalmente, tendremos la historia de Irvine, la cual me ha gustado mucho, aunque casi le hubiera dedicado un libro a él solo, ya que me parece que es la que queda más abierta de todas. Poco puedo decir mucho de ella, pero me han gustado mucho los saltos en el tiempo, las diferentes ambientaciones y las inquietudes del vampiro.
Ambientes y finales
La verdad es que, cuando empecé a leerme esta segunda parte, me quedé un poco parada, porque es cierto que sentí que el comienzo era un poco tambaleante, intentaba ir al grano rápido y no terminaba de ser consistente, bajo mi percepción. Es verdad que ya conocemos a los personajes, pero teniendo en cuenta que más o menos quedó todo cerrado, quizá introducirnos un poquito más en su nueva vida hubiera estado bien.
De todos modos, después continué con la lectura y me ha gustado la obra en gran medida. Así como en el anterior, Cristina había tomado como inspiración la Divina Comedia, en este caso nos encontramos con figuras de diferentes mitologías, en especial la figura de la profetisa griega. Esta idea la reinterpreta de una manera muy interesante, ya que no es en la idea de la profecía en la que recae toda la acción, sino que son los personajes y sus interpretaciones quienes marcan la diferencia. Es evitable o no, pero la autora ha sabido hacer una narración donde la inevitabilidad del destino ahogara lo que decidían los personajes.
Sin embargo, hay algo que si bien no me ha desagradado, sí que me ha dejado un poco parada. La historia se cierra, creo que eso no lo podemos negar, peeero pasan una serie de cosas al final que nos hacen pensar que hay más historia. Me da un poco de rabia, porque me da la sensación de que la primera parte de la bilogía cerraba casi más que esta. Y también porque quiero saber qué pasa con esos cabos sueltos, claro.
Medias despedidas
De todos modos, me ha gustado el fin de la bilogía. Creo que Cristina ha sabido darnos lo que queríamos desde que terminamos el primer libro y un poquito más. La historia sobre mageia y todo lo que sucede con los salvadores es muy interesante y, quitando ese principio que comentaba, creo que se lleva con un ritmo muy bueno y muy ágil. Además, el estilo es estupendo, ya que lo desarrolla con habla cercano y coloquial, de fácil acceso y entendimiento. Los nuevos personajes son interesantes y aportan otras perspectivas a la trama que la enriquecen y completan. Además, ya conocemos la totalidad del mundo que ha creado y eso es siempre de agradecer.
Es cierto que para ser un cierre, creo que tiene muchas cosas sueltas, pero seguramente en otros proyectos de la autora podamos ver satisfecha nuestra curiosidad. Os lo recomiendo, es una fantasía urbana que no te deja indiferente. Espero que os guste.

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En esta segunda parte la aventura es diferente, ya que nos adentramos en Mageia, un mundo mágico que yo ya conocía por haber leído la última novela publicada de la autora. Hay como tres hilos de tensión y el que más he disfrutado ha sido el de Isobel. Algunas cositas del pasado de Irvine me han dejado en «shock» y Olivia, al final, la lía y me defrauda un poquito.

De esta segunda parte de la bilogía me quedo con el mundo que ha creado Cristina y que tanto potencia en «Una semilla de humo y cenizas».