La vuelta de Velania

He vuelto a tener en mis manos un libro de Elena Romera y de nuevo me ha asombrado su capacidad para crear mundos. La vuelta de Velania (2023) nos plantea otro desconcertante futuro distópico: una catástrofe sideral que ha reducido el tamaño de la Tierra y ha hecho desaparecer a la mayor parte de la población.

Tres mundos (oscuridad, energía y agua), tres gigantescos parásitos, aparecieron rodeando el planeta y lo devoran de forma lenta, pero inexorable. Y aun así, los escasos supervivientes se aferran a la vida. Algunos incluso se alistan en las filas de los que intentan salvar el mundo, que ya afronta su cuenta atrás hacia la destrucción total. En esta categoría se encuentran las dos protagonistas: Abi y Velania. Hay otro personaje principal, Augi, aunque no pertenece este mundo… Lamentablemente, no puedo dar muchos más detalles sin correr el riesgo de desvelar la trama.

El paisaje de este planeta moribundo es desolador. Es un mundo crepuscular en el que impera la ley del más fuerte y donde sobrevivir es un trabajo muy duro. La mayoría se abandonan, unos al fatalismo, otros a la depravación. Pero no todos se dejan vencer por la resignación y mantienen viva la esperanza de poder cambiar las cosas. Aunque es todo el relato es una fantasía, las actitudes humanas son muy realistas, tanto en lo bueno como en lo malo.

Una lectura que entretiene e invita a la reflexión
Esa es precisamente una de las grandes virtudes del libro de Elena Romera: nos invita a reflexionar sobre la condición humana cuando esta se encuentra sometida a una situación límite. Aquí es donde desaparece la ficción y aflora la realidad. ¿Es el mundo de Abi, Velania y los otros un espejo en el que mirarnos?

También hay que destacar un aspecto técnico fundamental en las obras de este género: el cuidado y minucioso trabajo de imaginar y construir todo un mundo alternativo sin caer en incoherencias. Si se hace bien, no se nota; pero si se hace mal, el resultado suele ser terrible. En este caso, un trabajo impecable.

Y después de crear el mundo, está la manera de transmitirlo y explicarlo al lector. Como en otras obras de la autora (Los sin ver y 8 minutos. O más, también comentadas en este blog), esto está logrado de forma brillante, mediante un estilo muy ameno y acertados diálogos que hacen que esta novela sea muy fácil de leer. Y hay que leerla hasta el final, que a mí personalmente me sorprendió.
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