—El verdaderamente seguro de sí mismo, Alain, no es quien está acostumbrado el éxito, sino quien teme al fracaso. (David Schaffer) |
—El verdaderamente seguro de sí mismo, Alain, no es quien está acostumbrado el éxito, sino quien teme al fracaso. (David Schaffer) |
Miraba de un lado a otro y veía una ciudad distinta. Igual de distinta que siempre. Una ciudad con alma. En cada cruce de calles podía adivinarse al final el verde de las montañas que rodeaban Bilbao. De ahí que la llamara en el Botxo, por estar en mitad de un valle. Muchas calles se engalanaban con las columnas y balaustradas que recordaban a otra época.
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—El fútbol es un deporte, hijo. Para muchas ciudades, de una función casi sagrada, porque mantiene unidas a miles de personas que, si no, habrían roto todos sus vínculos. Puede sonar pueblerino, pero un gol hace más por una relación personal que miles de argumentos políticos, sociales o religiosos. Puede sonar pueblerino... pero orgulloso que estoy de formar parte de este pueblo.
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He de reconocer que si de primeras lo miré con malos ojos fue porque era un tiarrón de los pies a la cabeza. Llevaba una ramita en la comisura de los labios. Y le quedaba hasta bien. Era un tío duro y frío de esos que salen en las películas. Alto e imponente, con una mirada glauca y profunda.
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—Alain, hazme caso. Nunca discutas con un imbécil. Te llevará a su terreno y, allí, te ganará por experiencia. (David Schaffer) |
Por eso, aunque no había demasiada libertad política y muchos lugares de España y Europa sufrían la crisis, en Bilbao las firmas de servicios profesionales siempre tenían mucho negocio. No había democracia, pero había pasta.
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-El verdaderamente seguro de sí mismo, Alain, no es quien está acostumbrado al éxito, sino quien no teme al fracaso. DAVID SCHAFFER
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"Hoy ha muerto mamá. O quizá ayer. No lo sé. Recibí un telegrama del asilo" ¿El personaje de qué libro está hablando?