Amapolas en octubre

Los libros nos eligen a nosotras, las obras esperan su turno hasta que estamos preparados para hacerlas nuestras. Frases o párrafos que se quedan para siempre en los lectores, y personajes a los que damos vida, que habitan en nuestro interior y que convertimos en confidentes espontáneas y en compañeros incondicionales.

Los libros nos eligen a nosotros, las obras esperan su turno hasta que estamos preparados para hacerlas nuestras.

Yo creo que a muchas personas nos sucede algo parecido a cuando descubrimos a Sylvia, al margen de sentirnos más o menos atraídos por su obra, lo que realmente despierta nuestro interés es quién es ella realmente, su vulnerabilidad y su valentía, su inconformismo y su sensibilidad, su incurable locura... No entiendo cómo algunos críticos siguen empeñados en ignorar la vida de los autores cuando analizan su obra, y mucho menos cuando se trata de poetas.

Los protagonistas de una novela deben tener cierto parentesco con el autor., salir de su cuerpo como un niño lo sale del vientre de su madre. Después se les corta el cordón umbilical e inician una vida independiente. Vías de escape, Graham Greene

Al leer aquellas cartas, yo siempre tenía la extraña sensación de estar leyendo letras escritas con tinta gélida, como si para escribirlas, su madre hubiera utilizado una pluma de hielo que rasgara el papel con cada trazo, sentimientos dictados por una emoción ausente.

Cuando somos niños, nuestra inocencia consigue convertir un hecho insignificante en la mayor de las temeridades, y a medida que vamos creciendo, necesitamos experimentar emociones más fuertes para sentirnos valientes.