Me podía la curiosidad por descubrir la gran incógnita que rodeó a la figura de Pa Salt durante toda la saga de Las Siete Hermanas, así que estaba deseando ponerme con esta octava entrega desde que salió publicada y que ilusión el haber podido terminarla En su conjunto me ha parecido preciosa; dejando en un aparte de que el séptimo libro, La Hermana Perdida, eché en falta la pluma de Lucinda, por otro lado toda ella siempre irá ligada a un cúmulo de anécdotas, intrigas, enseñanzas, historia y emociones, que se ve perfectamente estaba ideada desde mucho antes, y la labor de ir atando cabos a través de este libro me ha parecido maravillosa Ya colmada mi curiosidad puedo decir que me ha gustado más de lo esperado; volver a reencontrarme con sus personajes, sus situaciones, algunas ya las tenía medio difuminadas y han vuelto a mi memoria mucho más reforzadas, y para mí sorpresa, no solo la incógnita principal ha sido satisfecha, sino muchas más que a lo largo de los siete libros han quedado como escondidas Poco puedo contar de un octavo libro que precisamente cierra muchos frentes abiertos, pero si que será de aquellas historias y sagas familiares que siempre recordaré y recomendaré |