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Crítica de pasiondelalectura


pasiondelalectura
02 September 2023
La tentación del fracaso es el diario personal de Julio Ramón Ribeyro (que llamaré JRR para más facilidad) entre 1950 y 1978, con un prólogo de Enrique Vila-Matas. En el prólogo Vila-Matas resalta el temor que tenía JRR de abordar un género menor, como era en esa época el diario íntimo, temía sobretodo que el diario pudiese suplantar a su obra. Para Vila-Matas este diario refleja autocrítica y un neto distanciamiento del yo.

A notar que desde sus 14-15 años JRR se interesó a este género literario después de leer el diario íntimo de Henri-Fréderic Amiel. Con el tiempo, JRR se transformó en un experto y ávido lector de diarios y memorias, destacando a sus preferidos : Saint Simon, Jünger, Chateaubriand, Casanova, Kafka; llegó a coleccionar más de 500 diarios.

El diario de JRR empezó a fines de los 40, pero él suprimió esa parte que comprendía esencialmente fichas de lectura. En cuanto al período entre 1978 y 1994, año de su óbito, sigue inédito. Este volumen reúne en uno solo los tres volúmenes que se habían publicado en el Perú en 1992, 1993 y 1995.

JRR escribió en 1960 que el diario nace de un sentimiento profundo de soledad frente al amor, la religión, la política, la sociedad. Y escribió también haber encontrado el estilo de un diario íntimo : un estilo expresivo, que interese como testimonio y como literatura. Piensa que la literatura es una coartada para librarse del proceso de la vida.

En este diario tenemos 3 fragmentos cronológicos :

–década del 50 con los viajes a Europa y retorno a Lima (Lima, Paris, Madrid, Mónaco, Amberes, Berlin, Frankfurt, Ayacucho).

–década de los 60 con un trabajo fijo en Paris en la Agencia France-Presse.

–década de los 70 que él llama su « década burocrática » con un trabajo en la Unesco en Paris.

MI IMPRESIÓN : quedo anonadada por la calidad de la escritura de JRR, con un resultado que presenta como un bordado fino donde cada palabra tiene su sitio perfecto. Me impresiona lo mucho que sufrió con sus pellejerías materiales, sin auto compasión. Se puede decir que Julio Ramón Ribeyro se inmoló a la literatura, decidiendo de una vez por todas que nada lo desviaría de su objetivo : vivir su literatura con la consecuente bohemia.

El hombre « quemó » su vida entre la literatura, la nicotina y el alcohol. Lo pagó con creces con una salud precaria, pero un mental muy fuerte, que lo mantuvo vivo más allá de lo pronosticado por la medicina, medicina que por lo demás él dejó de practicar, entre otras cosas por razones materiales.

El diario, crónica sombría de su propia vida, describe sin tapujos su orientación frente a su trabajo de literato, sus amistades, esencialmente literarias (Mario Vargas Llosa, Bryce Echenique, Leopoldo Chariarse, Alberto Escobar y otros), sus amores y desamores, su salud, sus viajes, su constante insolvencia monetaria y su despilfarro desmedido sin pensar en las carencias venideras. Muy poco cuenta sobre él mismo, es un hombre secreto y púdico.

JRR es muy crítico con su propio trabajo literario, es un perfeccionista nato.

Así todo diario íntimo resulta de un agudo sentimiento de culpa y de soledad con el deseo de depositar cosas que atormentan para aligerar su peso. Hay una relación entre el diario de JRR y su obra literaria porque sus Prosas Apátridas son una reformulación de trozos del diario y es la escritura del diario que lo lleva a realizar Prosas Apátridas que JRR denomina « cuaderno del insomne ».

670 páginas que se leen con fruición y recogimiento.
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