Guía para lesbianas en un colegio católico

Temas de racismo, homofobia, familia, amistad, religión, salud mental y creo que me dejo alguno en el tintero, pero encajan a la perfección en lo que la autora quiere contar con esta historia y a través de estos personajes. Me encanta el toque de humor que se come el primer plano en ocasiones, dejando espacio al drama cuando hace falta y aligerándolo cuando la situación no se quiere magnificar.

Los personajes son muuuy dulces y la bochornosa relación de Yami con Bo lo hace mil veces más bonito. Es una de las pocas situaciones en las que acepto la falta de comunicación: porque tiene todo el sentido del mundo, porque a la protagonista le aterra salir del armario al haber vivido reproches de personas cercanas, incluso con personas que sabe que van a aceptarla. Es una falta de comunicación que resulta ridícula cuando entra en escena, pero derrite el corazón de injusticias por lo que hay detrás.

La mayoría de temas se tratan de manera fabulosa, la procedencia de Yami y de Bo, la relación de ambas con sus culturas y de esta con los demás, de los comentarios fuera de lugar de los demás, de esos que parecen inofensivos, pero llevan una carga negativa; la homofobia, especialmente entre personas que se escudan tras la religión y se quedan sin argumentos una vez la otra parte se defiende con la misma moneda. Lo que sí me ha sabido a poco ha sido el tema de la salud mental, se ha tratado de manera delicada y con tiento, pero me ha faltado un poquito más de contexto, no del antes porque no se veía venir, pero sí del después, parecen mezclarse conceptos que no son lo mismo y deja un hueco vacío donde deberían ir las emociones más allá de las acciones en las que desemboca.

Ha sido una historia dulce y entretenida. Si le he redondeado la media estrella hacia arriba es por la manera tan perfecta de tratar la mayoría de temas que hay en sus páginas y porque es un libro perfecto para que leyeran adolescentes, tanto para sentirse comprendidos dentro de lo que sienten y sus miedos, como para los demás para entender a los anteriores y abrir las miras.

Reseña en IG @angela.lectoravoraz
4,25

Yamilet a sus dieciséis años tiene demasiadas cosas de las que preocuparse para alguien de su edad: cuidar a su hermano, ocultar su identidad sexual, fingir que le gustan los chichos y trabajar hasta la extenuación por si su madre la echa de casa una vez descubra la verdad. Mientras, tiene que soportar la intolerancia del colegio católico en el que estudia. Menos mal que tiene a su amiga Bo, aunque lo que siente por ella va más allá de una amistad.

Qué necesario es este libro. Trata temas súper necesarios, y hace una gran crítica social sobre salud mental, la inmigración, el racismo, la homofobia... Además, me parece estupendo que este dedicado a un público más juvenil.

Está contado desde el punto de vista de una adolescente mexicana que vive en Estados Unidos, que estudia en un colegio católico, a la que le gustan las chicas y cuyos padres también son muy devotos. Así que, evidentemente, es una lectura con partes muy duras. La protagonista es una luchadora que lleva una gran carga sobre sus hombros, y aun así no para de preocuparse por los demás.

Aunque eso no quiere decir que en esta lectura no haya espacio para el amor. La relación LGTBI de este libro es preciosa, tierna, sana, con un apoyo entre ambas que conmueve. También el amor fraternal está muy presente, y es de las cosas más bonitas de este libro. Según te vas acercando al final, es imposible no emocionarse.

En cuanto al ritmo, es ágil, aunque no llegue a ser adictivo. Es cierto que a veces la protagonista me sacaba un poco de quicio y que llega a ser un poco repetitiva, porque repite los mismos pensamientos una y otra vez. Sientes que le cuesta avanzar y salir de ese bucle de miedo e inseguridades en el que está metida, y eso llega a cansar un poco.

Lo recomiendo absolutamente si quieres una lectura que contenga una gran crítica social, que sea un poco más juvenil y que, aun siendo dura, tenga momentos muy cozy.

Yamilet quiere que la conozcan por su impecable raya del ojo y no por ser una de las únicas lesbianas en su nuevo instituto católico. Pero es difícil fingir ser heterosexual cuando Bo, la única chica abiertamente queer en la escuela, es tan irritantemente perfecta y, bueno..., tan atractiva. Yami tiene claras sus prioridades: mantener a su hermano lejos de los problemas, enorgullecer a su madre y, lo más importante, no enamorarse. Pero, para lograrlo, tendrá que empezar a comportarse como las chicas heterosexuales, aunque eso nunca se le ha dado demasiado bien…

La historia es la de muchos otros libros de romance juvenil, lo que hace que sea bastante predecible, pero el camino hasta lograr el “final feliz” es bastante escabroso en esta ocasión. Yami trata de ocultar quién es ante el miedo de ser juzgada y rechazada no tanto por desconocides, sino también por su propia familia, extremadamente religiosa. Esto hace que se produzcan situaciones un tanto frustrantes, pero que son comprensibles teniendo en cuenta su situación.

La evolución de Yami es bastante pobre y puede llegar a ser una protagonista exasperante, a la que el resto de personajes llevan de la mano. Además, la falta de comunicación entre ella y su hermano provoca algunos problemas que podrían haberse solucionado si simplemente hablasen, lo que hace que algunos temas muy importantes acaben empañados. Sin embargo, este libro no deja de tener un importante mensaje sobre el amor, la tolerancia y la salud mental.

En conjunto, es una obra cuya protagonista me ha cansado en algunas ocasiones, pero que me ha mantenido enganchada por el realismo de lo que ocurre. Los problemas que sufren los protagonistas, por desgracia, continúan ocurriendo, y este libro logra transmitir un mensaje sobre la importancia del amor y de quererse a uno mismo.

Irbis.

Este libro es adictivo, y se lee demasiado rápido, sí que es verdad que se tocan temas muy sensibles como son homofobia, el racismo y el suicidio, pero también se pueden ver sentimientos muy bonitos como son la amistad y el amor a la familia, que son factores imprescindibles en los casos que mencione antes. Muchos momentos me emocioné demasiado y la autora logró que conectará con cada uno de los personajes desde el primer momento, les llegue a coger un gran cariño a la mayoría, pero hubo otros que odie no puedo entender como pueden existir personas así con tantos prejuicios y que no entienden que esto puede llegar a causar mucho daño. Los temas que se abordan se hacen con mucho respeto esto es algo que me gusto, este es un libro con muchas enseñanzas totalmente recomendable.