Una promesa de juventud

La sinopsis del libro no es precisamente lo más atractivo del mismo, porque en principio no dice gran cosa y aparenta ser algo anodino, sin grandes sobresaltos y desde luego sin la intriga de ningún crimen que resolver.
Sin duda se debe a que lo que realmente nos va a meter de lleno en la historia son sus personajes, las historias que corren. No tanto las de la historiadora que en la década de los setenta investiga los sucesos que tuvieron lugar en el internado, sino la de las chicas que en él vivieron y de paso nos va a permitir conocer uno de los interrogantes que la historiadora tenía y que la llevó hasta Suiza:
¿Cómo se habían vivido los primeros momentos de la contienda en las escuelas internacionales ubicadas en un país neutral? ¿Qué papel había jugado Suiza en la Segunda Guerra Mundial?

Dos preguntas que al menos mi desconocimiento del tema hizo que me resultaran interesantes, porque aparte de considerar a Suiza de siempre como un país neutral, poco conocía de ello. Y por otro lado, también resulta atractivo ver los diferentes comportamientos y actitudes de un grupo de amigas de diferentes nacionalidades enfrentadas entre sí en una guerra y la repercusión que ello pudiera tener en su relación.

Tras unas primeras páginas en las que conoceremos a la historiadora que v a dar pie a que conozcamos toda la historia, entraremos en lo que realmente es el meollo del libro: El internado de St. Ursula y la de las chicas que en él estudian. Además, próximo a él también hay un internado para chicos. La interacción entre los chicos y las chicas de esos internados en sus paseos dominicales por el pueblo junto al que se encuentran será inevitable y forma parte de otro de los atractivos de esta novela.
Tendremos así un mayor número de personajes al sumar ambos centros, a los que hay que añadir las historias de los profesores, constituyendo también una novela con profesores como protagonistas. Imposible no recordar El club de los poetas muertos en uno de esos profesores desvelado por traer al buen camino a uno de sus alumnos.

De fondo el comienzo de la segunda guerra mundial y lo que eso supone para unos jóvenes que las ven a sus puertas, sin saber hasta qué punto va a afectarles y enfrentando sus sentimientos de amistad con los de la nacionalidad, pues entre ellos hay alumnos de países beligerantes.



OPINIÓN PERSONAL

Tenía muchas ganas de leer Una promesa de juventud tras lo mucho que me gustó papel y tinta, la primera novela de esta jovencísima autora. Muchas expectativas, lo cual siempre es un riesgo, que no se han visto defraudadas, porque las más de setecientas páginas de Una promesa de juventud (sí, tan tocho como la anterior), me las he devorado a un ritmo muy rápido.
Y ello a pesar de que la protagonista, tanto como cuando era joven en el internado, como luego de mayor, no eran precisamente santo de mi devoción, vamos, que no terminaba de empatizar con ese carácter un tanto prepotente que tiene.

Le dije a la autora en el encuentro virtual que tuvimos gracias a Suma de Letras y el Club de Lectura de Pepa Muñoz, que no podía dejar de sorprenderme cómo una novela protagonizada por chicos y chicas de diecisiete años en dos internados, no era una novela juvenil (por más que pueda acceder a ella un público juvenil), ni que me hubiera enganchado tanto pese a como comentaba antes no empatizar con la principal protagonista.
Porque aunque pueda en algunos momentos parecer una novela coral, el hecho de que esté narrada en primera persona y ella esté casi siempre presente, hacen que en realidad esta sea la historia de Charlotte.

Por cierto, una narración en primera persona que como lector me chocó en muchos momentos, porque narraba en primera persona hechos en los que no estuvo presente. Es verdad que lo justifica en la misma novela, pero resultaba algo chocante.

Sin duda el éxito se debe a tratarse de un grupo de jóvenes a los que vemos madurar bajo circunstancias muy difíciles. Porque pocas cosas pueden ser más difíciles que estar lejos de los tuyos, en algunos casos sabiendo que están pasando por serios problemas y con la amenaza de una guerra encima.
Dicho de otra forma, tiene el atractivo de tratarse de una historia de crecimiento y además de ser una de esas novelas (y no hay tantas) que refleja un mundo académico. Dos institutos internacionales de Suiza.

Por otra parte, también me resultó muy atractivo el hecho de hablar sobre un tema por lo menos para mí muy desconocido, como el de la neutralidad suiza, algo que damos por hecho, pero que no resulta serlo tanto, pues varios países también neutrales (lo de España en la segunda guerra mundial es otra cosa totalmente diferente), fueron invadidos por Alemania o Rusia.

Una buena narración histórica unida a unos personajes en muchos casos entrañables, hacen posible que te sientas atado a esta historia, que quieras saber que va a pasar con ellos y no puedas despegarte de las páginas de ellos.
Todo ello a pesar de que la búsqueda que mueve a la mujer que está haciendo su tesis tratando de averiguar por qué cerró aquel internado y no volvió a abrir hasta muchos años después, en el fondo carecía para mí de interés.

Si has leído Papel y tinta, no tendrás ninguna duda para animarte a leer esta nueva historia de María Reig. Y si no la has leído, es una buena oportunidad para conocerla.
Enlace: https://www.elbuhoentrelibro..