Una semana de lectura inmersa en el lluvioso agosto bilbaíno de 1983. La prueba de cómo un simple detalle meteorológico puede crear un ambiente que condicione totalmente el relato. Fiel a su estilo, Dolores Redondo crea una historia de personaje variados, complejos y muy humanos. Si bien en ocasiones sentía que la historia apenas avanzaba, he llegado al final emocionada y sabiendo bastante más sobre Bilbao y la desgracia que aconteció. |