Luna es un alma libre que va y viene por el mundo. Su madre, Ruby, le enseñó el camino a seguir y, desde entonces, no ha parado. Es incapaz de asentarse mucho tiempo en el mismo lugar, al igual que le ocurría a Ruby, hasta que un día recibe la inesperada noticia de la muerte de esta y ha de volver al asentamiento en el que pasó sus últimos años. Recogiendo sus cosas, descubre una serie de cartas que un hombre le escribió desde Venecia; Luna se da a la tarea de descubrir quién es el misterioso remitente de las misivas dirigidas a su madre junto a su amiga Gigi, otra trotamundos como ella. No sabe lo que se va a encontrar en Venecia pero espera que sea la respuesta a tantos y tantos interrogantes cuyas respuestas Ruby se llevó consigo al otro mundo. Este es uno de esos libros que hay que leer para «bajarse del mundo» debido a su ritmo pausado y a que contiene de lo mejor que puede haber en la vida, al menos en mi humilde opinión: café, gatos y muchos libros. Es, además, un viaje al alma de Luna y a su intento de buscar su lugar en el mundo; hasta el momento, ella ha sentido que el mundo era su hogar: un constante ir de acá para allá, sin lugar fijo de residencia, empapándose de otras culturas, otras gentes y viviendo casi con lo puesto. Cuando se enfrenta a la pérdida de su madre, se da cuenta de que tiene un doble duelo que pasar: la muerte de quien le dio la vida, algo muy duro por si solo, y la constatación de que no pertenece a ningún lugar pues el único eslabón que lo amarraba a un lugar en concreto ha fallecido. Narrada en tono tranquilo, sin prisas ni aspavientos, vamos viendo como es la vida de Luna en Venecia, la gente a la que conoce y los lugares que decide explorar a riesgo de ser rechazada o de no encajar. de paso, veremos como son las ideas que se le ocurren y lo que se entrega a su gran pasión: los libros, dando lo mejor de si en un lugar que parece venirse abajo por momentos. Una historia para desconectar y relajarse, para viajar y deleitarse con los comercios clásicos de Venecia pero, a la vez, para valorar si tenemos la suerte de pertenecer a una familia unida, un lugar de referencia en el mundo, saber que, pase lo que pase, hay gente con la que contamos sin dudar. También es un libro que ahonda en los sentimientos y esto sirve para plantearse hasta que punto se conoce a quienes están a nuestro alrededor, cuestionar a quien llamamos familia o amigo y no poner en un pedestal a nadie porque todos cometemos errores a lo largo de nuestra vida, aunque tengan su explicación. Una buena lectura para este verano, sin duda. + Leer más |