Viajeros audaces: 33

Este libro está acompañado por fotografías en blanco y negro además de gráficos y todo es material auténtico. Se trata de un conjunto de cuatro relatos sobre personas aventureras que llevaron a cabo hazañas difíciles de superar en las que pusieron todo el esfuerzo y autoconfianza posibles en el mundo del deporte en solitario. El primer relato nos acerca al soldado Filípides que tras recorrer 240 kilómetros llegó desde su Atenas natal hasta Esparta. Su objetivo era hacer llegar el mensaje de al ejército de su patria que estaba a punto de desfallecer y necesitaba de esta buena noticia para seguir adelante. Sin embargo, para él fue su última carrera porque murió de forma instantánea. En su honor se estableció el Maratón como carrera estrella de los Juegos Olímpicos.
El segudo relato lo protagoniza la joven nadadora Gertrude Ederle, Trudy. En 1926 Trudy recorrió el Canal de la Mancha desde Francia en casi dos horas superando así el récord. Fue la primera mujer que lo consiguió y superó el dolor, el cansancio y el frío gracias al apoyo de su familia y a un afán de superación inquebrantable. También se le debe el honor de ser la primera mujer en lucir el primer biquini de la historia porque no le permitieron nadar desnuda como era habitual en los hombres en este recorrido.

A continuación es el turno del neozelandés Edmund Hillary y del sirdar sherpa Tenzing Norgay. Ambos estaban dispuestos a escalar el Everest, considerada la cima más alta del planeta, y fueron los primeros humanos que lo consiguieron. Emprendieron la marcha en la década de los cincuenta junto a un grupo de escaladores y finalmente fueron ellos los que llegaron al objetivo marcado en poco más de un mes.

Por último, tenemos a la primatóloga Dian Fossey, una norteamericana que se estableció en una región de África para estudiar a los gorilas. Dian contaba con 35 años y fue una gran defensora de los gorilas. Su convicción le llevó a sufrir soledad, invertir todos los ahorros y además también le costó la vida porque la asesinaron.

Los cuatro relatos son un testimonio muy estimulante de la gran capacidad del ser humano de desafiar todo lo que se ponga en su contra para lograr cumplir sus sueños. Lo más importante es la confianza en uno mismo y no perder nunca de vista la convicción de que lo queremos.
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