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Crítica de jjglezl


jjglezl
20 June 2023
De Benito Pérez Galdós (Las Palmas de Gran Canaria, 10 de mayo de 1843 – Madrid, 4 de enero de 1920) nada puedo decir que no sepamos ya. Para aquellos interesados en su vida hay una magnífica biografía de Yolanda Arencibia; “Galdós. Una biografía”, y para los interesados en conocer su obra no hay nada mejor que “La mirada quieta (de Pérez Galdós)”, de Mario Vargas Llosa.

Como señala el propio Vargas Llosa, Benito Pérez Galdós no fue un genio pero si el mejor escritor español del siglo XIX, el más ambicioso y, probablemente, el primer escritor profesional que tuvo nuestra lengua. Seguramente por eso mismo despertó tanta hostilidad en su propio país. Se vio, sobre todo, cuando unos quinientos intelectuales pidieron para él el Nobel de Literatura en 1912. La Academia Sueca recibió listas de firmas de España combatiendo esa idea que superaban en número a las que respaldaban su candidatura. La envidia nacional; un mal endémico.

He leído a Benito Pérez Galdós varias veces y creo que “Fortunata y Jacinta” es una de las más importantes obras que se ha escrito en España. Es una pena que su creador sea más conocido por las adaptaciones para televisión y cine que se han hecho de sus obras que por las novelas en sí.

Benito Pérez Galdós comenzó a publicar sus Episodios Nacionales en 1873. Con ellos pretendía novelar la historia de casi todo el siglo XIX español.

Los Episodios comienzan con “Trafalgar”, novela en la que va a narrar la famosa batalla naval que tuvo lugar el 21 de octubre de 1805 cerca del cabo del mismo nombre.

Aunque Galdós publicó “Trafalgar” en 1873, comenzó a recopilar su documentación años antes. Habían transcurridos 68 años desde aquella dura y decisiva derrota, su recuerdo aún perduraba y la documentación impresa era abundante. Yolanda Arencibia señala que respecto a las fuentes orales, se sabe que Galdós conoció en Santander a un veterano del combate. Se apellidaba Galán y había sido grumete en el navío Santísima Trinidad.

El Santísima Trinidad era el navío más grande de su época. Conocido por El Escorial de los mares, durante la batalla se enfrentó a siete navíos ingleses a la vez. Tras sufrir graves daños fue apresado por los ingleses, que lo intentaron remolcar hasta Gibraltar, pero ante su imposibilidad, lo echaron a pique.

Pérez Galdós convirtió al grumete Galán en el protagonista de la novela; Gabriel de Araceli. Gabriel era un pilluelo nacido en el famoso barrio de la Viña de Cádiz, que acaba como mozo en la casa de D. Alonso Gutiérrez de Cisniega, capitán de navío retirado, su mujer y su hija, en Medina Sidonia.

Don Alonso, junto con su amigo Marcial, contramaestre en barcos de guerra durante cuarenta años, y Gabriel, a pesar de las reticencias de dona Francisca, la señora de la casa, parten a Cádiz para enrolarse en la escuadra franco española que, fondeada en la bahía, se estaba pertrechando para el combate contra la escuadra inglesa del Almirante Nelson, que esperaba por los alrededores.

Benito Pérez Galdós va a relatar por boca de Araceli los pormenores de ese cruel enfrentamiento que acabó con la derrota de la escuadra aliada.

En aquellos años España era aliada de la Francia de Napoleón en su guerra contra Inglaterra, aunque en la narración se nota como Galdós muestra la antipatía que el pueblo español sentía por el francés y la suspicacia que sentía por Godoy y el rey Carlos IV. Además, Galdós, por boca de sus protagonistas, insiste en que la derrota se debió a una mala preparación de la batalla. Se entregó el mando a un inexperto Villeneuve, vicealmirante de la flota francesa, pero, sobre todo, la decisión que determinó el fatal desenlace fue el deseo de los franceses de una batalla en alta mar frente al de los españoles, que preferían esperar en el puerto al inglés.

Galdós resalta la caballerosidad de los ingleses, vencedores que trataron a los vencidos con generosidad y respeto.

Como se ha dicho, Galdós, relata esa cruenta batalla de manera concienzuda, pero usando un lenguaje claro, coloquial y entendible por el lector, sin usar términos técnicos.

Benito Pérez Galdós es quizás el mayor escritor en lengua castellana después de Cervantes. Es uno de los escritores más elogiados a la vez que vilipendiado de nuestras letras. Es un escritor de raza. Uno de los grandes, comparables a Dumas y Dickens y hubiese sido un justo merecedor del Nobel.

Falleció en Madrid el 4 de enero de 1920 sin haber concluido sus Episodios, pero dejó una abundante obra digna de admiración que puede leerse en la actualidad sin problema alguno. Ha envejecido muy poco.

Siempre será bueno releer a Don Benito Pérez Galdós.
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