UN DÍA AGARRO LA PUERTA Y ME VOY

Me vuelvo a sentar en el retrete y me concedo un minuto. Tengo el corazón desbocado ¿Qué demonios me ha ocurrido? Regreso mentalmente al palacio del oligarca con el volcán vaginal de Velikowsky. Me siento... ¿Cómo me siento? Es una mezcla entre vergüenza y miedo. Mi cuerpo me ha decepcionado, me ha sacrificado en el altar de la mediana edad. De pronto me he visto desplazada a un mundo primitivo de impotencia animal, esa que nos pasamos toda la edad adulta tratando de dejar atrás. ¿Qué le ha ocurrido a mi cuerpo en el pasado tan leal, tan digno de confianza? Miedo y humillación. "Por favor, no me dejes en la estancada. No ahora. Te necesito a pleno rendimiento para que yo también pueda rendir en mi trabajo"