–Tú eres más que una estrategia para mí.
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–Tú eres más que una estrategia para mí.
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El beso, cuando llega, no le pertenece a nadie más que a nosotros. Y por eso es perfecto.
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La única manera de que las cosas cambiaran de verdad sería que todo el mundo dejase de mirar, pero nunca va a pasar. No puedes obligar al mundo a cerrar los ojos.
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Aprieto mis brazos a su alrededor y escondo la cabeza en su cuello. Creo que estamos las dos igual de rotas, igual de cansadas. Creo que, en este momento, no querríamos nada más que poder vivir bajo esta tela y en este abrazo para siempre. Al menos, a mí me gustaría quedarme para siempre aquí. Es cómodo. Lo más cómodo que he tenido en mucho tiempo.
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El beso, cuando llega, no le pertenece a nadie más que a nosotros. Y por eso es perfecto. |
Cuando se aparta, tengo la sensación de que se lleva consigo un pedazo de mí. Un pedazo hecho de recuerdos, de un primer beso, de risas en la playa, de bailes lentos, de discusiones y disculpas, de caricias por todo el cuerpo y de mañanas juntos. Es un pedazo inmenso. Voy a quedarme vacío. |
Lo necesito. Claro que lo necesito. No me acuerdo de cómo era estar sin él, pero lo más importante es que no quiero recordarlo. No quiero estar sin él.
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No, yo no deseo ningún puesto si no es con él a mi lado. No soy capaz de imaginarme mi vida sin él, ni siquiera aquí dentro. |
Sus labios son un fantasma que todavía me acaricia la mejilla.
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–Si tuviera que fiarme de alguien en este lugar, probablemente sería de ti.
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¿Qué objeto le lanzaron los gemelos Weasley a Voldemort a la cara?