Buscando estrellas fugaces

Y una promesa no debería cumplirse por obligación, sino por deseo y convicción.

Da igual los motivos que lleven a alguien a querer cumplir esa clase de promesas. Lo cierto es que tienen fecha de caducidad; porque las promesas, como el mundo, la vida y los corazones, cambian con el tiempo y dejan de tener sentido.

Sentir el amor a primera vista es difícil. Mantenerlo es incluso más complicado.

El amor no debería estar basando en promesas, sino en deseos. El amor que se promete se convierte en obligación, mas el que se desea siempre tendrá la misma fuerza.

Ese momento en el que ves a alguien por primera vez y lo sabes. Porque es imposible ignorar esa sensación de que, por fin, has encontrado lo que llevas toda tu vida buscando.

No puedes justificar todo lo que haces con tu dolor. Todos lo pasamos mal, por el motivo que sea. Y no vamos por ahí con vía libre para joder la vida de los demás.

—No me prometas un cielo de estrellas cuando ni siquiera eres capaz de encender una bombilla.

Y es que, a veces, los muros invisibles que se forjan en la mente son mucho más complicados de tumbar que aquellos de hormigón que separan ciudades y levantan murallas.

El tiempo es relativo. Unas veces se pasa volando y otras veces los minutos se vuelven eternos. Todo depende del estado de ánimo y de la perspectiva que se le den a las cosas. No necesariamente la felicidad acorta el tiempo y la tristeza lo alarga.

—Soy la única víctima de mis errores y el único culpable de mis aciertos.