Nadie vive aqui

Amor y desamor, encuentros y desencuentros, justicia y venganza. Pero sobre todo soledad. Eso es lo que va dejando esta historia cocinada a fuego lento con la que Jordi Padrosa ingresa en el mundo de los escritores de novela negra, o de misterio, y según mi opinión, lo hace con todos los honores.

Podía tratarse esta historia de una vuelta al pueblo, a los orígenes, en busca de respuestas, podría tratarse también de una huida en busca de soluciones, podría tratar también que a veces es mejor no hacer preguntas que durante años no han tenido respuesta, porque pudiera ser que ésta no fuese la que pensábamos. Pues todo esto es lo que hay en Nadie vive aquí, una novela en la que transitan unos personajes que se debaten entre la pena y el olvido, el silencio y la locura, mientras tratan unos de obtener respuestas y otros de recomponerse de aquellos hechos que hace años dieron un vuelco a sus vidas.

La vida de Diego, que siempre ha estado en manos de otros, lejos de hacer cicatriz después de la desaparición de su primo cuando era un niño, seguirá marcada por la búsqueda de respuestas. Es necesario cerrar el círculo que se abrió aquel día en que Manuel fue arrebatado del seno familiar y se convirtió en el cuarto niño. Pero quizás las respuestas no sean las esperadas, o quizás es que la preguntas no eran la correctas.

Durante poco más de 250 páginas vamos descubriendo que ocurrió verdaderamente con aquellas desapariciones, a la vez que, en el presente, Diego trata de poner orden en su vida y en sus recuerdos. Escrita en primera persona, los capítulos diferencian las distintas voces de la novela intercalando capítulos impresos en páginas negras. El ritmo, pausado y comedido (que no lento) hace que la lectura se disfrute sin altibajos ni artificios, pero sí con una prosa bien cuidada y generosa que también se nota en la construcción de los personajes, dotándolos de personalidad acorde con su presencia en la novela.

Conforme se van despejando incógnitas, o mejor dicho, vamos viendo que la realidad no fue como se contó, la trama se irá volviendo más dura e irá descubriendo aquello que se oculta tras el rapto y desaparición de los niños y sobre todo el porqué, algo que tanto el lector como el protagonista descubriremos a la vez.

Nadie vive aquí es una novela de esas que parece que llegan sin hacer ruido y cuando la acabas te das cuenta que te ha atropellado por completo. Ahora toca recomponerse, porque lo que encierra en sus páginas será difícil de asimilar durante unos días.

Lean y disfruten.
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