Muerte y fortuna

Pero él nunca entenderá que las chicas como yo se convierten en mentirosas, ladronas, fantasmas, para sobrevivir a hombres como él.

Quizá sea la chica del espejo, mi fantasma que aún me atormenta, el que se agarra a la vela agonizante con la esperanza de que aún podemos cambiar, de que podemos atravesar las espinas, de que podemos dejar de hacernos daño.

Los pequeños ladrones roban oro, y los grandes roban reinos, pero solo uno va a la horca.

Soy una chica rota en un mundo que me quiere en pedazos aún más pequeños.

Así es como ganas el juego, ya sabes. Muéstrales lo que quieren ver, déjalos pensar que pueden ganar, déjalos seguir las cartas. Mantén sus ojos donde los quieres.
Y nunca, nunca pierdas de vista la marca real.

En lugar de sentarse a acumular polvo, sus riquezas pueden ir a alguien que merece ser rico. (Yo. Ese soy normalmente yo.)

Creo que hay vidas que hacen que sea fácil ser bueno. O lo que la mayoría de la gente llama bueno. Cuando tienes riqueza, estatus, familia, es fácil ser santo, no te cuesta nada. No puedo decir si eres una buena persona o no. Pero cuanto más sé de ti, más comprendo que el mundo sigue haciéndote elegir entre la supervivencia y el martirio. Nadie debería culparte por querer vivir.