Buena novela negra, entretenida y bastante adictiva. Al igual que en Puerto escondido la documentación y la ambientación es su punto fuerte. Es de remarcar las explicaciones sobre espeleología y geología que se tratan durante la trama. María Oruña remata la historia dejándonos con la miel en los labios y deseando saber más de el próximo libro, como debe ser. |